Este hotel de diseño abierto en 2008 se esconde tras una fachada de ladrillos rojos. El cartel que lleva el nombre del hotel ya ha perdido parte del nombre, cosa que no le da una muy buena imagen. Pero una vez en el interior, aparte del aspecto algo sombrío de la gran recepción, la decoración contemporánea llama la atención. Grandes espacios, una chimenea alargada, una pared de bronce, un gran salón bajo un tragaluz, grandes sofás de diseño y obras de artistas en las paredes. Todo es de diseño, desde la disposición de las manzanas hasta ¡la disposición de los clientes en la recepción!
En la 6ª planta, un gran encuentro: una terraza de madera en la que se ha instalado un bar. Tomarse un cóctel aposentado en un sofá o bailando al son endiablado de los djs que vienen a pinchar, admirando las vistas de la ciudad y de las montañas que la rodean es un verdadero placer. Aunque este privilegio dura poco ya que la terraza solamente abre de mayo a septiembre, cuando las temperaturas son agradables. Esta animación tiene lugar por las noches, a veces hasta la 1:00 h de la mañana; por el día se instalan tumbonas que permiten hacer una pequeña siesta en las nubes. De septiembre a mayo, el bar de la planta baja toma el relevo. Mucho menos agradable, pero nos contentamos.