Las 503 habitaciones se reparten en 14 plantas, un verdadero laberinto para llegar a la habitación. El gran inconveniente es que la mitad de las habitaciones tiene vistas, ¡pero del restaurante! E incluso si el restaurante se encuentra bajo una cristalera, desde las habitaciones no se puede ver el exterior ni ventilar la habitación. En cuanto al confort, hay todo lo que hace falta (minibar, televisión, espejo, plancha pantalones, etc.) y la decoración es contemporánea. Apreciamos todas las lámparas que hay para ver bien o para disfrutar de una luz tamizada por la noche. Sin embargo, no todo es perfecto, y la moqueta dañada en algunas partes estropea un poco la imagen de las habitaciones que a primera vista parecen bien cuidadas. Los cuartos de baño contienen una bañera y un calienta toallas, lo cual es de apreciar en una ciudad en la que las temperaturas son a menudo bajo cero. Aunque son de mármol, si nos fijamos con atención veremos que no son perfectos. En cada planta encontramos una máquina para hacer hielo, una tabla de planchar y un encerador de zapatos. Tienes todo lo que hace falta para ir al trabajo impecable.