11 habitaciones y apartamentos. Las habitaciones básicas son pequeñas, incluso minúsculas: tienen el tamaño de una cama doble y un cuarto de baño contiguo. Los techos son abovedados, las paredes gruesas y el aire acondicionado perfecto para refrescar el ambiente. Algunas habitaciones, de las categorías superiores y por tanto ligeramente más caras, tienen su propio patio o terraza. Lo que sí que tienen todas son unas camas típicas de hierro forjado. Otras habitaciones tienen bañera e incluso un hammam. Los apartamentos tienen 2 estancias, un dormitorio y un salón con sofá cama perfecto para los niños. No es el Ritz pero es muy agradable. Además, está en buen estado y muy limpio. La suite Aranceto es la mejor. 1 habitación con una cama grande y 1 salón con dos camas de albañilería más un solárium privado. Hay conexión wifi en todas partes, es increíble cómo puede traspasar estas paredes centenarias.

No estamos en un complejo, de modo que las instalaciones son reducidas. La más agradable es, sin duda, la sala del restaurante y su gran chimenea. También encontramos muchos objetos de la vida campesina de antaño que ahora casi conforman un museo. Las habitaciones se han instalado en el gran edificio todo blanco, de una planta, que en otra época fue el cuerpo principal de la granja. Todavía queda una capilla que antaño era una parte obligatoria de cualquier casa respetable. Añade una bonita piscina (15 x 10 m), un jacuzzi y la terraza panorámica desde la cual se ve Ostuni envuelta por el cielo azul. ¿Se pueden incluir como instalaciones el gallinero, el vergel y el huerto? ¿Por qué no? Al fin y al cabo estamos de vacaciones en una granja.

Sin duda, el punto fuerte de la masseria. En este restaurante con aspecto de comedor grande se come estupendamente bien. La chimenea sirve para las parrilladas y de horno para la pizza. La pasta es una obra maestra declinada en múltiples versiones. Se corta jamón, picamos un poco de queso y probamos las tartas. La carta de vinos es muy extensa. Por la tarde hay una degustación exquisita de té y pastelitos ¡y gratuita! Lo más duro será la vuelta a las comidas de prisa y corriendo cuando termines tus vacaciones.

Si tienes ganas de playa, puedes ir a Torre Canne, donde la masseria tiene un acuerdo con una playa local. Hasta allí puedes ir en bicicleta (hay servicio de préstamo en el hotel).

Situada en la parte de abajo de la ciudad blanca que se admira en frente, en un bonito jardín con olor a jazmín, esta auténtica masseria del siglo XVIII fue una de las primeras en abrirse al turismo. La verdad es que tuvieron mucho ojo ya que el concepto se expandió rápidamente poco después. No obstante, esta sigue siendo una granja auténtica. Los niños estarán encantados yendo a recoger los huevos al gallinero por la mañana, los mismos huevos que tomarán en el desayuno. O recogiendo los tomates del jardín y los melocotones del vergel. Además, esto es un paraíso para las familias: los apartamentos están muy bien, no hay coches en toda la propiedad y hay mucho espacio para divertirse.