El Valle dell'Idro intenta poner el acento sobre la calidad. El establecimiento cuenta solo con 27 habitaciones, distribuidas a partes iguales entre estándar y luxury (la única diferencia son sus dimensiones). Tienen una atmósfera acogedora, con tonos claros, blancos y beige, así como objetos y refinados materiales que no dejan nada al azar. Basta con dar un vistazo a la puerta de cristal del armario o la de la ducha, cuyos delicados motivos se forman con un fino tejido indio incrustado en el cristal. Asimismo, querrás rozar con los dedos las suaves asperezas del marco de mimbre del espejo o incluso acariciar la piel de avestruz blanca que recubre la cabecera de la cama.

Todos los elementos de las habitaciones del hotel son elegantes y refinados, con una serie de opciones de buen gusto que llegan hasta los productos de aseo, unos magníficos productos Fragonard con perfume a higo. Pero no son solo los detalles, sino todo el conjunto, que se ha concebido muy cuidadosamente. No hay nada más importante que una buena cama en una habitación de hotel y, en ese sentido, el Valle dell'Idro mantiene los estándares bien altos. Sus vistas son magníficas, con unas bonitas perspectivas del jardín y del valle dell'Idro (del que ha adoptado el nombre), pero es una lástima que tan solo dos habitaciones, las dos con balcón, tengan vistas al mar.

Se llega al Relais Valle dell'Idro a través de una pequeña carretera secundaria de las colinas de Otrante. Tras cruzar el portal que lleva al jardín de una residencia privada, te verás sumergido en la frescura bucólica de un cenador. Las sillas y mesas, rodeadas de los perfumes de la vegetación, invitan a sus huéspedes a sentarse y tomar algo. Asimismo, una hilera de mullidas y elegantes tumbonas, te invita a relajarte.

El símbolo del coral rojo en el pomo de la puerta de cristal de la entrada presenta sutilmente la atmósfera moderna y elegante del establecimiento, en el que el blanco y los tonos claros del mimbre gozan de una gran claridad que entra a través de grandes ventanales. La luz es el epicentro de la decoración: se eleva en una zona aérea, ilumina los escalones transparentes que van de recepción a la planta 1 y la magnífica terraza de la última planta domina la localidad de Otrante y el mar.

El blanco, que domina en todos estos acogedores espacios exteriores al mismo tiempo que contrasta con el azul del cielo, recubre paredes, cojines, mesitas y tumbonas. En esta decoración de ensueño, ¿por qué deberías privarte del lujo de pasar unos momentos con tu pareja en un jacuzzi? Aprovecha el encanto de Salento, la tierra del sol, el mar y el viento.

El Relais Valle dell'Idro no cuenta con un restaurante, aunque ofrece un desayuno preparado cuidadosamente y se sirve en el bar, junto al vestíbulo, en esa misma zona abierta. En las cálidas mañanas de verano, podrás optar por desayunar en la terraza, que cuenta con asientos blancos de mimbre y mesitas de vidrio, bien alineadas e intercaladas con laureles.

El bufé desayuno está en el interior, en una gran mesa de vidrio situada justo delante del ventanal que da a la terraza y que ofrece unos platos deliciosos. Tartas, buñuelos, cruasanes y pastas harán las delicias de los más golosos; zumos de fruta y de naranjas exprimidas, te aportarán las vitaminas necesarias, así como las confituras de una fábrica local; tés y tisanas satisfarán las necesidades de los que se preocupan por su salud. Si prefieres un desayuno salado, encontrarás jamón, queso y panecillos, aunque también puedes optar por conservar la línea y comer galletas o cereales.

El bar del vestíbulo, del que se ocupa el personal de recepción, ofrece, además, tentempiés por si a los huéspedes les entra el apetito a mediodía o a cualquier hora.

El Valle dell'Idro no tiene una playa privada, pero la playa está a 800 metros. Los huéspedes que lo soliciten, cuando acudan a la playa pública Atlantis podrán beneficiarse de un 10 % de descuento.

Sin embargo, si quieres algo más exclusivo, podrás pedir en recepción que te indiquen donde está La Castellana, la playa más lujosa y tranquila de la zona. La tarifa mínima de un día de playa, que incluye en el servicio una sombrilla, tumbonas y una silla de tela, sale por 18 euros, aunque en temporada alta puede alcanzar los 60-65 euros.

Su clientela la componen sobre todo italianos (aunque también hay huéspedes de otros países), familias y parejas. El personal de recepción te puede ayudar a organizar tus vacaciones si necesitas ideas. El hotel está en contacto directo con la oficina de turismo para cualquier información y, en ocasiones, se organizan excursiones en barco.
No se admiten animales domésticos.