Tras desembarcar en uno de los botes de los cruceros o aterrizar en el aeropuerto, los recién llegados se topan con los hoteles de Palma de Mallorcar, la primera escala de esta isla española que está llena de exotismo. La ciudad más grande de Baleares nos sorprende con su sello arquitectónico y cultural. Los numerosos establecimientos hoteleros aprovechan los monumentos que tiene la ciudad y se camuflan entre las calles que forma el centro de la ciudad. La catedral, conocida como la Seu, es el edificio religioso más grande de España, después de Sevilla, y el palacio de la Almudena, ofrece un impresionante panorama de la ciudad. Un hotel de cinco estrellas en Palma de Mallorca también coge su nombre de este edificio soberano. Otros establecimientos se establecen cerca de los barrios más animados de la ciudad, cerca de, por ejemplo, el Passeig del Born, arteria donde los mallorquines deambulan y pasan las tardes en los restaurantes y los bares que están a la última moda. Los hoteles del centro de la ciudad son pequeños establecimientos o pensiones que son adorables gracias a sus patios y sus puertas de hierro forjado de influencias moriscas.