


Un hotel histórico con un estilo retro auténtico, en el que la mayoría de las habitaciones se remontan a 1877, año en el que se inauguró por primera vez el hotel.
- Cultura
Un hotel histórico con un estilo retro auténtico, en el que la mayoría de las habitaciones se remontan a 1877, año en el que se inauguró por primera vez el hotel.
El Normandy Hotel goza de una situación envidiable: su fachada se encuentra en la esquina de la calle de l'Echelle y la calle Saint-Honoré, en el centro de un cruce idóneo entre los jardines de las Tullerías, el Palacio Real y el Louvre, la Comedia Francesa, uno de los teatros más famosos de la capital, y la Ópera Garnier, templo de los apasionados de los melodramas. Las principales atracciones parisinas están muy cerca, ya que se suceden paralelamente al Sena, que está a dos pasos del hotel. El barrio está bien comunicado mediante el transporte público, que te llevará a los demás monumentos de París. Cerca de allí, la estación de metro Palais Royal-Musée du Louvre está comunicada con las líneas 1 y 7, y un poco más lejos, en la Avenida de la Ópera, encontrarás la estación Pyramides de la línea 14. Por supuesto, también puedes coger el autobús. Con respecto a los aeropuertos, el medio más rápido para llegar a Roissy-Charles-de-Gaulle es el autobús que sale de Ópera. En cambio, para Orly, coge el autobús de Air France en los Inválidos.
La principal ventaja de las 117 habitaciones del hotel, repartidas en seis plantas, es el espacio. Incluso en la categoría estándar, a la que pertenecen aproximadamente la mitad de las habitaciones, la superficie mínima es de 18-20 m2, algo totalmente excepcional en París, donde suelen ser mucho más pequeñas. Las superiores miden una docena de metros cuadrados más y constituyen la otra mitad del Normandy. Por último, el hotel también cuenta con tres suites. Sin embargo, hay que decir que el aspecto anticuado de las habitaciones no le gustará a todo el mundo, sobre todo a los jóvenes habituados a un estilo muy diferente del mobiliario Art Decó que no se ha sometido a la mínima renovación ni modernización. Es como si las habitaciones se hubiesen detenido en el tiempo en el año 1877. Por aquel entonces, la decoración se consideraba, sin ninguna duda, como muy lujosa. Pero en la actualidad, el mobiliario Art Decó, en madera oscura o blanca, sobre un fondo de colores de otoño anticuados, recuerda más a la decoración de una fiesta temática que a un hotel del siglo XXI. Los cuartos de baño tampoco se libran. El resultado es todavía más desastroso, tendrás la impresión de estar en un cuarto antiguo. Con todo, no hay nada que reprochar respecto a la limpieza. Las ventanas (al menos dos por habitación) dan al patio o a la calle, bastante tranquila por la noche, y garantizan mucha luz. En lo que respecta al ruido, las habitaciones de la planta baja y del primer piso están insonorizadas. Después, esperemos que el ruido de la circulación vaya disminuyendo a medida que suben los pisos.
Este cuatro estrellas, inaugurado en 1877, fue adquirido por un propietario nuevo en el año 2000. Nunca se ha sometido a una renovación completa. En 2007 se limitaron a renovar las zonas comunes, que sin embargo aún conservan el estilo vagamente Art Decó. El Normandy Hotel, que ha sabido zafarse de un modernismo que tiende a reducir los espacios para sacar el máximo provecho de la subdivisión de las salas grandes en pequeñas estancias, se siente orgulloso de sus espacios excepcionalmente grandes. Los largos pasillos del vestíbulo, en el que la moqueta de flores presenta unos colores otoñales, nos han asombrado por los altos techos que ostentan la majestuosidad de una época pasada. Al igual que el resto del hotel, el bar ha conservado su aspecto original, el de un viejo establecimiento que recibía a los clientes ingleses que venían a fumar un cigarro, hace unos cien años. Está abierto de 11:00 a 00:00 o 1:00 h, según la gente que haya. Puedes picar algo a mediodía o tomar una copa en una atmósfera pasada de moda y definitivamente británica, en donde la moqueta verde de cuadros, los sillones de piel negra y las paredes de madera oscura conducen al viajero a un pasado lejano. En invierno, encienden la chimenea situada al fondo del salón, testigo de un romanticismo de antaño, de esos que ya no se encuentran en París.
En el Normandy Hotel, el restaurante lo han cambiado por un bar, abierto de 11:00 a 00:00 o 1:00 h, donde preparan una cocina francesa y bocadillos. Asimismo, el servicio de habitaciones funciona de 18:00 a 2:00 h. No obstante, el desayuno se sirve de 7:00 a 10:30 h (hasta las 11:00 h el fin de semana), en un marco extraordinario, totalmente a juego con la fastuosidad retro del hotel. En esta estancia enorme, los techos altísimos (el de origen se recuperó hace dos años durante la renovación de las zonas comunes), las refinadas cortinas, las esbeltas columnas y las grandes lámparas de araña crean una decoración más propicia para una gran gala que para un desayuno bufé.
El Normandy Hotel se diseñó en su momento para las estancias parisinas de una clientela inglesa refinada, que dejó su marca en el estilo, un poco british. En la actualidad este hotel lo frecuentan sobre todo japoneses, rusos, italianos y españoles. Y también cuenta con un buen número de clientes habituales, como algunos que llevan viniendo más de 25 años. Recomendable para las parejas de adultos que les guste el estilo de antaño. En invierno, aproximadamente una vez al mes, el piano blanco situado en el vestíbulo, cerca del bar, se desempolva y ofrece unos conciertos a dos manos para animar las veladas de los clientes.
EPA
tenis, deportes
El Louvre Piémont es un hotelito básico y tranquilo situado en el magnífico barrio del Louvre.
Un 4 estrellas magnífico y prestigioso, donde predomina una decoración Segundo Imperio. Algunas habitaciones son más modernas. Excelentes servicios, mucha clase, distinción. Un hermoso bar-restaurante con una carta tentadora creada por un reputado chef, y un bar especialmente intimista y acogedor.
Cómodo hotelito sin pretensiones. Lo mejor de este establecimiento es su ubicación de ensueño, cerca del Louvre y del Palais Royal.
El hotel Lumen abrió sus puertas en septiembre de 2007. El hotel, único en su género, y su estilo neobarroco obra de Claudio Colucci han hecho hablar mucho de ellos.
Hotel muy bien situado al lado del Louvre La decoración es tradicional pero algo anticuada. Los cuartos de baño renovados son magníficos.
Hotel de un refinamiento extremo, romántico y tradicional. Posee unas referencias evidentes a la literatura, unas zonas comunes cuidadas y unas habitaciones de alta categoría, todas decoradas de una manera original y única.
Esta antigua residencia particular de Toulouse-Lautrec está en el marco ideal para descubrir el Louvre y la Ópera y en ella se unen la comodidad y el encanto en un decorado tradicional con habitaciones pequeñas y bien acondicionadas.
Los estudios y apartamentos Citadines adoptan el estilo parisino tradicional en una localización de ensueño, frente al museo del Louvre.
Estamos ante un hotel de elegancia francesa y en el que no se tolera ninguna copia ni reproducción. El Bristol forma parte de los pocos hoteles de lujo parisinos que pertenecen a una familia europea (alemana) en lugar de a las grandes familias asiáticas o de los Emiratos Árabes Unidos. Elegante, distinguido y refinado, el Bristol antepone la calidad y la autenticidad de los objetos y materiales. Su restaurante gastronómico atrae a una clientela exigente y amante de la cocina de alta calidad.
El George V hace parte de los palacios parisinos más prestigiosos de la ciudad. Unos pasos dentro el establecimiento son suficientes para darse cuenta que entramos en un hotel donde lujo, perfección y voluptuosidad son la regla. Habitaciones de princesa, salones impresionantes, restaurante el que guía Michelin ha otorgado una estrella, no falta nada al George V para satisfacer a los clientes más exigentes. El diseñador de interior Pierre Yves Rochon se encargo en 1997 de reformar en totalidad el edificio, desde entonces sigue mejorando la decoración de acuerdo con el estilo XVIII siglo.
El último de los palacios parisinos abrió sus puertas el 1 de agosto de 2014. La elegancia y la sofisticación francesa casan a la perfección con el refinamiento asiático en un magnífico edificio de 1908. He aquí el primer establecimiento del grupo Peninsula en Francia y Europa.
Hicieron falta cinco edificios Haussmann para dar vida al Park Hyatt Paris Vendôme, el primer hotel de lujo de la capital concebido con un estilo contemporáneo. En este hotel, la comodidad, la elegancia y un servicio impecable se unen a un diseño más joven y moderno.
Un establecimiento de alta categoría ideal para personajes famosos y estrellas de cine que busquen un poco de discreción. La Réserve Paris se preocupa por la confidencialidad. También se organizan eventos privados.
El Meurice es uno de los mejores establecimientos de París. Su decoración contemporánea y típicamente parisina es obra de Philippe Starck y su hija. Se trata de un lugar exclusivo: el restaurante principal del hotel, Le Meurice, está dirigido por el chef Yannick Alléno, que ha recibido 3 estrellas. No hace falta decir que es uno de los puntos culminantes de la estancia en este hotel. Su ubicación es ideal, justo delante del Jardín de las Tullerías. Las habitaciones están decoradas con gusto y el servicio es impecable.
El W Paris - Opéra finalmente abrió sus puertas el 28 de febrero de 2012. Así, la marca de Starwood ligada a la moda y a las tendencias se asegura un establecimiento de prestigio en París.
El hotel, situado en un edificio del siglo XIX, salta a la vista. Diseño y modernidad se combinan junto con un toque conceptual. Mejor pedir explicaciones al diseñador, ya que es difícil captar el mensaje de otra forma; aunque está claro que el W Paris-Opéra gira alrededor de un tema: The Spark. El establecimiento se define en este "centelleo", creando una unión ficticia entre el primer hotel de Nueva York y su hermano pequeño parisino.
En el corazón de la ópera, el W ya cuenta con los amantes de la marca y espera que el boca a oreja lo convierta en the place to be del barrio, junto con su restaurante y su bar.
Como anuncia el propio eslogan, este hotel es "Votre adresse à Paris" (Tu establecimiento en París): de hecho, no existen demasiados lugares como este en la capital. La diferencia entre una estancia agradable y una memorable reside en los detalles y, sin lugar a dudas, recordarás con emoción tu paso por el Vendôme. Nada más entrar, te recibirán unos porteros tan sonrientes que te sentirás como si fueses el cliente más importante del hotel. Tanto si vas por negocios como por turismo, este hotel boutique satisfará todas tus necesidades con estilo y elegancia.