Las 90 habitaciones son muy amplias y se alojan en bungalows o villas de 71 a 97m² repartidos por el gigantesco jardín lleno de palmeras, buganvillas y otras plantas. Los más grandes, los bungalows familiares y deluxe, están situados frente al mar. Un sofá grande, la mesa baja, la cama con mosquitera (¡muy útil!) y el escritorio le confieren a la habitación el estilo de un estudio. De hecho, es muy grande. Bajo la televisión hay un gran mueble con minibar y hervidor de agua. Asimismo, hay conexión wifi en todas las zonas de la habitación (incluso en la bañera), para que puedas estar conectado con tu familia de forma gratuita.
Los cuartos de baño, unos escalones más abajo, son muy agradables. Son amplios y están provistos de una bañera en ángulo, wc separados, dos lavabos y un gran espejo. Además, encontrarás un pequeño patio privado con el suelo tapizado de guijarros, una ducha exterior y una hamaca. Un lujo muy apreciable en una zona en la que hace calor todo el año. Las habitaciones están equipadas con batas ultrasuaves (que podrás comprar por 20 dólares en la tienda del hotel), chanclas blancas, secador de pelo y productos que no puedes llevar ya que están en frascos pequeños.
Todas las habitaciones poseen una gran terraza comunicada con el jardín en la mayoría y, para los más privilegiados, con el mar. Esta está equipada con tumbonas, lámparas para la noche y una mesa pequeña. Es una zona común propia, en la que podrás leer, charlar y beber algo. Lo único malo es que no tienen intimidad. Un poco de vegetación alrededor no le vendría nada mal.