


El Pointe Vénus, bien situado para descubrir Port-Mathurin, es un hotel elegante y confortable, recomendable para unas vacaciones con actividades variadas: relax, deportes náuticos y excursiones por la isla.
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El Pointe Vénus, bien situado para descubrir Port-Mathurin, es un hotel elegante y confortable, recomendable para unas vacaciones con actividades variadas: relax, deportes náuticos y excursiones por la isla.
En Mont-Vénus, en lo alto de Port-Mathurin. El centro de la ciudad se encuentra a 2 km. Calcula 20 min a pie. Para llegar al aeropuerto, situado a 20 km, calcula entre 20 y 30 min de trayecto, según el tráfico.
El Pointe Vénus sólo cuenta con 54 habitaciones, lo que garantiza calma y tranquilidad a los clientes. Todas ellas gozan de vistas directas a la laguna litoral, salvo las suites junior, que están orientadas al jardín. Espacio (44 m² como mínimo), decoración sobria pero con estilo, un gran balcón equipado con muebles de teca: detalles que hacen que las habitaciones sean muy agradables. El mobiliario es de madera oscura, guarnecido con molduras en bambú. Los cuartos de baño disponen de ducha, secador de pelo, y una cesta con productos de bienvenida. Además, encontraremos aire acondicionado, minibar con un kit de té/café, teléfono, televisión (con Eurosport), y caja fuerte. Las habitaciones familiares (seis en total) cuentan además con una cocina americana, al igual que las suites, que a su vez ofrecen el confort de una bañera con jacuzzi.
El Pointe Vénus, abierto en 2005, es el hotel más nuevo de Rodrigues. Su arquitectura, en forma de bloques de una planta cubiertos por techos de chapa, muestra un estilo colonial elegante, que evoca ciertos hoteles mauricianos. Es la primera opción para los que buscan unas vacaciones en un entorno de buena categoría. La recepción, con la estructura en madera vista, da a un estanque alargado que conduce a la piscina, el bar y el restaurante. De buena gana nos demoraremos en el solárium que domina la bahía de Port-Mathurin, aunque una antena de telecomunicaciones un poco más abajo estropee ligeramente la vista. La piscina, amplia, mide 20 m de largo por 15 de ancho. Todo lo necesario para relajarse está previsto: tumbonas en madera de teca, colchonetas de tela, sombrillas y toallas de baño.
La restauración está especialmente cuidada en el hotel, tanto por la selección de platos como por los espacios en que se colocan las mesas. Una terraza cubierta que da a la piscina; una sala con la estructura vista, en la que sirven los bufés. Un gazebo (pérgola en miniatura con una mesa) desde la que se domina el mar para las parejas en viaje de novios o los clientes VIP. El bufé del desayuno, variado, consta de platos fríos y calientes (huevos revueltos, alubias con salsa de tomate, charcutería, queso, panecillos, fruta fresca y pasteles). Al mediodía, almuerzo a la carta en la terraza. Por la noche, podemos elegir entre bufé y menú en el restaurante principal. El restaurante de cocina tradicional Délices de Vénus nos permite deleitarnos con sabores del océano Índico: langosta dorada con especias, filete de dorada empanado a las hierbas, o milhojas aguja ahumada con coles confitadas.
El hotel no da directamente a una playa: el agua se encuentra más abajo del hotel, a unos 150 m. Para disfrutar de una playa acondicionada, hay que caminar unos 500 m, hasta el hotel Les Cocotiers, que forma parte del mismo grupo. Sin embargo, la caseta de actividades náuticas, que pertenece a ambos hoteles, se encuentra en el Pointe Vénus.
Para los niños, existe un espacio infantil muy bien equipado (con piscina) que abre todos los días.
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