Es una paradoja, pero hay que señalar que el atractivo de este hotel no lo constituyen las habitaciones (de tamaño desigual y con camas envejecidas), sino su ubicación (en el centro de Mala Strana), gracias a la cual podrás visitar todo el barrio a pie. No dejes de ir a la biblioteca de Strahov ni al Castillo, además de a la Calle de Oro y a la torre Eiffel en miniatura que hay en el parque de Mala Strana. Ni al restaurante, independiente, cuya sala se encuentra en el sótano del hotel. Se trata de una steak-house en la que se pueden degustar todo tipo de carnes: cebra, avestruz, caballo e incluso cocodrilo. Los precios son razonables (alrededor de 12 ? los 200 g de carne). El restaurante abre a mediodía y por la noche. Conviene reservar para la cena porque es un lugar muy frecuentado por los habitantes de Praga.
Recomendaciones
Algunas habitaciones han conservado la decoración original (el edificio data de finales del s. XVIII). Solicita la habitación 305 por su pared decorada con un antiguo fresco y el techo con vigas pintadas con motivos estilizados. O la 209 para tener, además de un techo con las vigas pintadas, un salón separado de la habitación. También disponen de mobiliario antiguo.
En estas habitaciones "con clase" tendrás la impresión de dormir en el pasado, comprobarás que en otro tiempo eran menos exigentes.