Las 109 habitaciones del establecimiento se dividen en dos categorías: De Lujo y Superior. Ambas categorías están muy bien. Para empezar, son muy amplias, entre 22 y 26 m², y acogedoras y rompen con la frialdad inmaculada de las zonas comunes. Los colores son matices de blanco, beige y gris con toques de colores más vivos. Las camas de tamaño king cuentan con una ropa de cama delicada y la cabecera es muy bonita, con un panel de cuero rodeado de luces. Un detalle interesante: la televisión no se impone al cliente una vez estirado en la cama, si no que está colocada al lado, en un mueble que también hace las funciones de ropero.
Todas las habitaciones gozan de grandes ventanas y mucha luz natural, y la mayoría da al patio interior con vegetación. Las prestaciones son ejemplares: lector de DVD asociado a una gran pantalla plana de televisión, climatización individual, minibar, Internet wifi o por cable gratuito, igual que la caja fuerte, persianas eléctricas para tapar las vistas sin tener que cerrar la ventana, una bandeja de bienvenida, etc. Pero la atención por los detalles no se detiene aquí: paraguas colgado en el ropero, se pueden pedir bases para escuchar el Ipod, todas las habitaciones cuentan con un mapa con itinerarios de footing y dos veces por semana, ¡un miembro del personal te puede acompañar! Los cuartos de baño son más clásicos pero tienen un buen tamaño. La mayoría están equipados con ducha, productos de aseo, así como un gran espejo y un secador de pelo. El servicio de habitaciones funciona hasta las 23:00 h. 12 habitaciones disponen de balcón y 2 están adaptadas para personas con movilidad reducida.
Nuestra recomendación: si quieres gozar de unas vistas del castillo, pide la habitación 704.