70 habitaciones repartidas en las 5 plantas del edificio. Su estilo evoca el Art Decó, pero más de un ojo inexperto lo confundirá con el contemporáneo sobrio, por sus colores opacos, y líneas estrictas. El detalle que desde nuestro punto de vista transforma la habitación: el respaldo de cuero trenzado de las sillas (mismo modelo en el restaurante). Es evocador e inesperado, justo lo que hacía falta para no tener la impresión de alojarse en un hotel de "cadena" (en relación a la sobriedad de la decoración). No sobra espacio, duermen dos en 16 m²; pero las almohadas son mullidas, el colchón resistente y el equipamiento perfecto. Dos pequeñas botellas de agua, albornoces y zapatillas esperan a los huéspedes en el cuarto de baño, además de los productos de tocador con etiqueta de The White Company (en formato 250 ml, detalle que se agradece), un mango de ducha tipo lluvia encima de la bañera, y un secador de pelo metálico de verdad. Y en la habitación, una televisión y un lector de DVD (además de todo lo que se espera: climatización, minibar, teléfono y caja fuerte).