Gonzalo González Beneytez
Jefe de sección
El hotel Neruda, situado al lado de Mala Strana y a dos pasos del Castillo y de la Catedral de San Vito, es un bonito establecimiento. Seguro que te gustará más el encanto de las habitaciones del edificio más reciente. Es un hotel moderno y distribuido alrededor del patio interior cubierto, aunque tendrás que subir a la parte alta de la calle Neruda para dejar las maletas.
Neruda - © L. Lautard / EASYVOYAGE
Neruda - © L. Lautard / EASYVOYAGE
El hotel se encuentra en la parte alta de la calle adoquinada Neruda, a los pies del Castillo. La calle, especialmente comercial, cuenta con varios restaurantes de comida típica checa, además de bares en las inmediaciones. Para llegar a los transportes cercanos basta con bajar la calle. El tranvía está a 7 minutos y el metro a 20. Si estás cansado de callejear y te apetece relajarte de las visitas continuas, puedes ir al parque arbolado acondicionado en la loma vecina. Además de respirar un poco de aire puro, desde aquí tendrás unas vistas impresionantes de la ciudad.
A las 20 habitaciones iniciales del establecimiento, se le sumaron 25 en 2005. Se dividen en dos categorías: estándar (de 15 a 25 m²) y superior. Las "antiguas" tienen una decoración moderna y cuidada, en tonos amarillos, marrones y beige, y con moqueta gris en el suelo. Con pocos muebles y ninguna decoración en las paredes excepto una frase impresa, la estancia desprende un leve aspecto de vacío y el mobiliario de madera está gastado. En cuanto a equipamiento, tienen minibar, Internet por cable de pago, aire acondicionado individual y un pequeño televisor catódico pocos canales. Los cuartos de baño son coquetos y amplios, la mayoría con bañera, y disponen de secador de pelo. En las habitaciones "nuevas", de tamaño confortable, hay parqué en el suelo, la decoración está muy bien conseguida y mezcla toques de originalidad, como la habitación con bañera de hormigón integrada en el dormitorio. Tienen una gran pantalla plana y los WC son independientes.
Recomendaciones: pide alojarte en la parte moderna.
El edificio data del siglo XIV y el hotel abrió sus puertas en 2000. Toma prestado el nombre del famoso escritor checo del siglo XIX, Jan Neruda, en quién se inspiró el poeta chileno Pablo Neruda para escoger su nombre artístico. Tiene una preciosa y limpia fachada, un vestíbulo pequeño y bien adornado con algunas plantas exuberantes, un bonito mostrador de recepción y algunos toques modernos, como los escalones de hormigón bruto. Rápidamente te llegará el olor de restaurante que emana de la sala de enfrente. ¿Problemas de ventilación en las cocinas? ¡Una lástima! La sala de restauración está situada en un patio interior cubierto que deja entrar la luz natural. Con algunas arcadas, rincones tranquilos y el bar, la tendencia moderna de la decoración casa bien las piedras históricas del edificio.
Desgraciadamente, las zonas comunes de la parte antigua están algo descuidadas. En 2005, un segundo edificio vino a complementar la capacidad de alojamiento. Está muy bien, aunque las habitaciones también son un poco más caras. El pasillo que une las dos partes juega con el techo bajo y las bóvedas para conseguir un resultado de tipo medieval moderno. Al pasar podrás ir observando las fotos de Jan Neruda. Un pequeño spa bien equipado permite disfrutar de dos saunas y un jacuzzi, aunque por desgracia es de pago. En la última planta hay una pequeña terraza amueblada que invita a tomar el aire.
La bella sala del restaurante se sitúa en la planta baja, bajo un techo de cristal que permite gozar de la luz natural. La decoración es cuidada y bien conseguida, moderna, con un mobiliario de colores agradables. Bajando algunos escalones tendrás a tu disposición más espacios. El menú está compuesto por una cocina internacional y platos checos. La sala también sirve para el desayuno, que es completo con muchos zumos de fruta, bollería y platos calientes.
El hotel se compone de dos partes, la segunda es más reciente.
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El establecimiento U Krale Karla, un auténtico viaje a la Edad Media y al arte religioso, es el entorno perfecto para tu estancia en un cuento de hadas. Su poca capacidad de alojamiento lo hace un lugar tranquilo y voluptuoso. Las habitaciones son grandes y las prestaciones correctas simplemente. No te fíes de las vistas al castillo que te venden en el catálogo, para ser precisos son vistas a la muralla de los cimientos. Sin embargo, es una auténtica maravilla.
La Casa del León Rojo, situada al lado de Mala Strana, a dos pasos del Castillo y de la Catedral de St Guy, es un establecimiento familiar y acogedor. No esperes encontrar las últimas tendencias en decoración en el sector hotelero; aquí el ambiente es más parecido a una pensión familiar. Bien conservado, ofrece posibilidades de alojamiento interesantes para las familias.
Recuerda el nombre de este hotel, seguramente te apetecerá venir a comer justo al lado. Aunque el lugar para alojarse no sea el mejor de su categoría, sí lo es el de la cena, que ofrece un menú insólito (filetes de todo tipo de carnes). Con respecto a las habitaciones, te tiene que gustar lo viejo. Sin embargo, el hotel está bien situado.
Una bebida al llegar, minibar gratuito en las habitaciones... En el Savoy saben cómo ser un buen anfitrión. Y como es un lugar tranquilo, lejos del centro aunque cerca de los espacios culturales, es como si estuviésemos en el campo, o casi (parque Mala Strana a 5 minutos andando). No es un lugar para la gente nocturna, sin embargo, las parejas tranquilas disfrutarán de lo lindo.
El Mandarin Oriental, alejado del ajetreo de turistas pero a dos pasos de algunos lugares ineludibles, forma parte de los establecimientos excepcionales de la capital. El entorno es histórico, las prestaciones lujosa, pero este remanso de paz para grandes fortunas aboga por una cierta austeridad que, por desgracia, resulta un poco fría.
Sencillamente, el mejor hotel de la ciudad. No hace falta destacar que también es, sin lugar a dudas, el más caro, pero es que realmente es fantástico. Ubicado en un antiguo monasterio, su entorno histórico, sus prestaciones de lujo y la disposición de las habitaciones ha sabido conservar una cierta familiaridad combinada con su decoración contemporánea y su espíritu checo. Una experiencia espiritual en un universo de lujo: un refugio de excepción.
El establecimiento At the 3 Storks, más que un hotel, hace pensar más bien en una vivienda exclusiva donde se invita a los clientes a compartir la intimidad de la casa. Las habitaciones, modernas y de diseño, son grandes aunque algunas resultan algo oscuras. Nos seduce la atmósfera tranquila del lugar. Los amantes del ruido deberán abstenerse.
El hotel Golden Star, en los laterales del Castillo, ofrece unas prestaciones correctas que incluyen un restaurante. Las habitaciones son relativamente grandes, la decoración sencilla, pero acogedora. 12 de las habitaciones tienen vistas a la ciudad y disfrutan de la situación del hotel en la loma. Las familias estarán encantadas con los dos apartamentos para 4 personas. Calcula 10 minutos para llegar al transporte público.
Sencillamente, el mejor hotel de la ciudad. No hace falta destacar que también es, sin lugar a dudas, el más caro, pero es que realmente es fantástico. Ubicado en un antiguo monasterio, su entorno histórico, sus prestaciones de lujo y la disposición de las habitaciones ha sabido conservar una cierta familiaridad combinada con su decoración contemporánea y su espíritu checo. Una experiencia espiritual en un universo de lujo: un refugio de excepción.
El Mandarin Oriental, alejado del ajetreo de turistas pero a dos pasos de algunos lugares ineludibles, forma parte de los establecimientos excepcionales de la capital. El entorno es histórico, las prestaciones lujosa, pero este remanso de paz para grandes fortunas aboga por una cierta austeridad que, por desgracia, resulta un poco fría.
Una antigua sede de banco, una cadena de hoteles italiana, un decorado neorrenacentista e instalaciones de palacio: el Carlo IV forma parte de los nuevos lugares de prestigio de Praga. Aquellos que ya conozcan los hoteles Boscolo por haber estado en el Dei Dogi veneciano, elegirán este establecimiento con los ojos cerrados.
Situado en los límites del Casco Antiguo, el hotel Art Deco Imperial ha recuperado, recientemente, su prestigioso pasado. Tras un largo periodo de reformas, el turista puede disfrutar plenamente, desde el año 2007, de las magníficas instalaciones de este histórico hotel. Las habitaciones son amplias, los servicios agradables y el restaurante te hará disfrutar de la cocina checa en un decorado de ensueño.
Los amantes del diseño han encontrado su sitio ideal, con una buena ubicación. El Josef, moderno y atípico en el paisaje hotelero de Praga, se desmarca de los demás por las prestaciones de sus habitaciones. Son grandes y cómodas, y se cuida hasta el último detalle de manera sin igual en esta categoría.
Si te gustan los buenos hoteles con una historia, un marco preservado, un servicio a la antigua y la elegancia de los héroes de Paul Morand, alójate en el Paris la próxima vez que vayas a Praga. Apostamos que tendrás ganas de volver.
El Intercontinental de Praga está bien situado (al lado de la Vltava y del cascoantiguo, cerca del Puente Carlos). Ofrece el atractivo de una piscinacubierta, el placer de un restaurante gastronómico y unas vistas excelentes desde lo altode sus 9 plantas.
El hotel Ventana, situado de manera ideal en el centro del Casco Antiguo, es un establecimiento de encanto que cuenta con poca capacidad de alojamiento pero de calidad. Te llamará la atención la decoración moderna y elegante de este establecimiento atípico, sobre todo por las prestaciones originales, como los Dúplex donde se pueden alojar 4 personas, y que tienen unas preciosas vistas de los tejados de la ciudad. Sin embargo, se le puede reprochar la decoración minimalista de las habitaciones y la falta de personalidad.