Este hotel, construido en 1996, presenta una arquitectura no demasiado agradable, que hace pensar en un búnker, con pequeñas ventanas. Tres edificios de dos plantas, cuadradotes y mastodónticos, forman una "u" alrededor de la piscina, de frente al mar. Este hotel, ubicado en una antigua cárcel no tiene, verdaderamente, ningún encanto. Es un establecimiento de corte internacional que hace valer su situación, más que sus infraestructuras o su decoración. El vestíbulo que acoge la recepción es amplio y está bien decorado, con paredes blancas y piedras volcánicas, madera y un suelo de baldosas. Sin embargo, al conjunto le falta luminosidad. Una piscina ocupa el centro del complejo, pero se trata de un espacio sin decorar, poco acogedor y sin atractivos. Tampoco posee demasiadas tumbonas. El espacio de descanso que la rodea está "pelado" y no resulta demasiado agradable.