Las 51 habitaciones son de categoría estándar, económica. La decoración es muy sencilla, los cuartos de baño contienen ducha (algunos tienen bañera), wc y secador de pelo. Algunas ofrecen vistas al mar y otras, a la montaña. Están repartidas en un edificio principal de dos plantas y 7 bungalows situados justo detrás. Tienen teléfono pero no hay televisión, para verla hay una sala de TV comunitaria. No disponen de climatización ni de caja fuerte.

El Arcu di Sole no está destinado a los incondicionales de los hoteles a orillas del mar. Los demás podrán disfrutar de un establecimiento acogedor en el que reina la calma. Esta gran vivienda rosa con persianas verdes está separada del mar por la carretera nacional. Es un hotel sin grandes pretensiones. La decoración es local y un poco vieja. El atractivo del hotel es su parque con un jardín florido, una piscina pequeña pero limpia con un ligero desnivel para los niños y un minigolf en un pinar. El restaurante es de muy buena calidad para un hotel de dos estrellas, con una agradable terraza que da a la piscina y un bar muy acogedor decorado con fotos originales.

El restaurante del Arcu di Sole sirve una cocina muy sabrosa, en interior o en la terraza a orillas de la piscina. Abre por las noches y se puede pedir menú o a la carta. El desayuno se sirve en otra sala. A mediodía se puede comer en la piscina.

La playa pública más cercana está a 150 metros. Hay que atravesar la carretera nacional para acceder a ella. No es la más hermosa de Propriano y la proximidad de la carretera no es ninguna ventaja.

La playa de enfrente de la carretera nacional propone actividades náuticas. Para ir al aparcamiento o a la playa hay que atravesar la nacional, sin aceras. Cuidado con los niños.
No hay ascensor por lo que no se aconseja este hotel a las personas que tengan dificultades para caminar. No existe ningún tipo de equipamiento para las personas con movilidad reducida.