La sala para el desayuno, La Limonaia, y el restaurante gastronómico Mirabelle, están ubicados en la parte superior del edificio. Vistas inmejorables al parque de Villa Borghese con la cúpula de San Pedro al fondo. En este marco (estructura revestida con colgaduras para la sala del desayuno, pilares con molduras, espejos y sillas mullidas para el restaurante) cada almuerzo es una auténtica fiesta. También podrás comer o beber algo en la terraza: un espacio bar situado a la entrada del restaurante. El bufé del desayuno propone platos norteamericanos (platos calientes y fríos). El café se sirve en la mesa. Para el almuerzo y la cena podrás degustar comidas gastronómicas cuya excelente calidad ha sido reconocida con una estrella por la guía Michelín. ¿Es ése el motivo del excesivo precio? El entrante más barato cuesta 28 euros y un plato sale por unos 50 euros? Eso sí, la pasta es casera, los ingredientes se seleccionan minuciosamente y las recetas son equilibradas. Aunque uno se queda con la impresión de que se comería igual de bien en una trattoria o comprando lo necesario en una tienda de delicatessen. Algunos ejemplos: caviar iraní, ostras de Quiberon, foie gras con trufas, cordero "pré-salé" a las hierbas, tortiglioni con bogavante y tomates secos. Si decides comer en el Mirabelle, es mejor reservar mesa, sobre todo para la cena.