


Uno de los hoteles más antiguos de St Julian's, y cuyo emplazamiento se eligió sabiamente, ya que combina los placeres de un lugar de veraneo con los de un entorno urbano, aparte de una orientación completamente al sur. Situado a orillas del agua, dispone de un acceso directo al mar, aunque hay que cruzar un paseo. Lástima que, como suele ocurrir en Malta, no hay playa ni espacio acondicionado delante del mar. El hotel está orientado hacia la bahía de St Julian's y muy cerca del barrio al que acuden los habitantes de Malta a tomar una copa por la noche o a sentarse en una de las numerosas mesas de los restaurantes del pintoresco puerto. Las prestaciones son correctas; nos gusta especialmente la restauración y la zona exterior. Las habitaciones son espaciosas, es una pena que su atmósfera haya quedado algo anticuada.
- Balneario
- Bien situado