En nuestra primera visita, supimos que se habían programado obras de renovación para mayo de 2006. De acuerdo con el bungalow piloto que visitamos, el parqué se debería sustituir con baldosas. Los cuadros de azul intenso de las paredes y la madera oscura iluminada con focos modernos logran un ambiente de diseño. El conjunto resulta más bien sofisticado y armonioso, al tiempo que confortable.
Los 32 bungalows independientes para dos personas, de los que cuatro son para el doble, tienen vistas a los jardines o al mar, situado más abajo (una vista magnífica). Todos cuentan bañera o ducha, secador, aire acondicionado regulable, teléfono, televisión, caja fuerte y cocina (entre la habitación y el baño en el caso de los nuevos). Por último, disponen de una terraza amueblada con una bonita mesa de madera y dos sillas a juego. Evita los bungalows de la parte de abajo si no te gusta andar.

Inaugurado en 1983, y renovado en 2006, este establecimiento ha aumentado de categoría desde nuestra primera visita. Cuenta con 32 bungalows con vistas al jardín o al Atlántico, en el que dan ganas de sumergirse desde la pequeña piscina con desbordamiento situada justo enfrente. Además de las excepcionales vistas y un extraordinario panorama de la bahía, algunas acertadas ideas de decoración otorgan al establecimiento una cierta originalidad y encanto. Un pontón de madera sobre pilotes deja a la derecha la pequeña recepción, seguida de un restaurante que conduce a los frondosos jardines y a la piscina. Bajo los pilotes, un auténtico vivero acoge langostas, peces gato e incluso un pequeño tiburón.

El restaurante cuenta con una carta de platos criollos y franceses para las tres comidas del día, así como con especialidades a base de mariscos, entre los que se encuentran las langostas de su vivero. En temporada alta, un grupo de folclore y una orquesta de jazz (atmósfera de piano bar) actúan dos noches a la semana, los jueves y los viernes respectivamente. El pequeño bar de la piscina, abierto entre las 12:00 y las 19:00, prepara deliciosos cócteles naturales. Un acompañamiento perfecto para disfrutar de las vistas del océano desde la terraza.

La playa natural de La Toubana es una pequeña cala con algunas tumbonas a la sombra de los cocoteros. Para llegar a ella, es necesario tomar un camino asfaltado de gran pendiente. Un agua cristalina permite localizar las piedras cortantes diseminadas por todo el fondo. En una pequeña cabaña de madera se puede encontrar material de submarinismo básico (aletas, máscara y tubo). También hay motos acuáticas.

La Toubana cerró a mediados de mayo de 2006 para renovar sus 32 bungalows (camas king size, nuevos aparatos de aire acondicionado, vestidor, baño con ducha y/o bañera y WC independiente) y su jardín. También se ha previsto renovar la recepción.
Las zonas comunes ya se actualizaron en 2005: se creó un nuevo restaurante y una bodega para vinos y puros, y se abrió una sala de reuniones.
En teoría, antes de la primavera de 2006, debería haberse terminado un centro de spa.

La bodega con aire acondicionado, junto al restaurante, ofrece una selección de unas cuarenta botellas, entre las que se encuentran magníficos vinos (St Emilion).

Los bungalows están situados en un terreno de gran pendiente, al igual que el acceso a la playa. Este detalle hace desaconsejarlo para las personas de una cierta edad.