Las 40 estancias dobles, 20 suites y 6 suites privilege (de las cuales 3 son para familias) tienen mucha luz, son confortables y están bien equipadas. Se llega a éstas por ondulados caminos decorados con flores y bien iluminados. Las personas mayores preferirán alojarse en las habitaciones cercanas a recepción, situada también cerca del restaurante. Las suites disponen de un altillo donde está situado el dormitorio; en la parte inferior, hay un salón con un armario en el que se esconde una cama doble. Así pues, allí pueden dormir dos adultos o dos niños más, pero atención: no tendrás mucha intimidad, ya que el altillo está abierto al salón. En todas las estancias y suites hay la misma decoración.
Su acogedor interior está decorado con baldosas italianas en el suelo, frescos murales y plantas. En esa atmósfera elegante, las prestaciones son las esperadas: climatización, televisor de pantalla plana, una mininevera, caja fuerte y teléfono. Pero la parte que más nos gusta es la bonita terraza, en la que hay una mesa y dos tumbonas de teca. El único problema es la panorámica desde la terraza: puede dar a un sombrío rincón del jardín o a uno más claro, con vistas al molino. Dependerá de la suerte que tengas. Los cuartos de baño disponen de bañera, secador de pelo y productos de aseo. Al igual que las habitaciones, son amplios, están decorados con los mismos tonos y tienen un aspecto muy chic.