Las habitaciones cuentan con suelo de baldosas claras y están decoradas de forma agradable con dos cuadros, un espejo, un pequeño escritorio de madera con un televisor minúsculo, una silla y paredes de color blanco y azul pastel. Cuentan con aire acondicionado, una caja fuerte con llave (2,5 euros al día) y acceso wifi a Internet (y con cable ADSL) de pago. En cambio, no disponen de nevera minibar ni servicio de habitaciones. La terraza, amueblada con una mesa blanca de plástico y dos sillas, da a la piscina (o al mar, en el 40% de los casos). El cuarto de baño tiene una bañera dotada de asa y ducha flexible, dos jabones, gel para cabello y cuerpo fijado en la pared, lavabos y secador de pelo.

El Club San Miguel se construyó en 1971 y se renovó en 2011. Forma parte del grupo hotelero español Stella Polaris, sus dimensiones son razonables y su arquitectura típica permite que se funda mejor con el paisaje que sus vecinos, el Cartago y el Galeón, cuya arquitectura masiva desfigura la zona. Cuenta con 106 habitaciones repartidas en un edificio blanco de dos plantas, sin ascensor, construido en forma de U alrededor de una espléndida piscina lago. Esta serpentea como un río entre rocas ocres, pasa por debajo del edificio blanco que alberga las habitaciones e integra una sección con chorros de hidromasaje y cascadas. La piscina está sembrada de islotes y palmeras, cuenta con un puente de piedra roja y tiene 1,70 metros de profundidad. Abre de 9:00 h a 19:00h. Los más pequeños disponen de una piscina a su medida, de 50 cm de profundidad, donde podrán divertirse deslizándose por el pequeño tobogán acuático con forma de rana. Se pueden pedir toallas en recepción pagando 2 euros. Las duchas quedan escondidas entre el decorado, debajo de una roca roja. Allí también encontramos el bar de la piscina, un billar y el escenario para las animaciones. En la entrada, al lado del aparcamiento, se sitúa la pista polideportiva, con un campo de vóley playa, dos pistas de tenis, billares, ping-pong y una amplia zona de juegos infantiles.

Las comidas se sirven en forma de bufé en una sala con capacidad para 230 personas. Algunas mesas cuentan con vistas al mar, por detrás de la cristalera. Sin embargo, el restaurante es de lo más pequeño y siempre hay cola para acceder al bufé, ¡falta espacio! El desayuno se sirve de 8:00 a 10:30 h, el almuerzo de 12:30 a 14:30 h, y la cena de 18:30 a 21:30 h. En el mismo lugar se sirven los tentempiés, de 11:00 h a 12:00 h y de 21:30 h a 23:00 h. Las cenas temáticas se reducen a la cena de carne y la cena de pescado... Para variar, puedes reservar mesa ?solo por la noche? en el restaurante chino, que también funciona en forma de bufé. Está situado en el hotel vecino, el Cartago, y cuenta con dos turnos: de 18:45 a 19:45 h y de 20:00 a 21:00 h. En la entrada te dará la bienvenida una estatua de Néstor (el mayordomo de Tintín). El comedor, con capacidad para 60 comensales, está decorado con estilo chino.

La playa protegida del Club San Miguel está ubicada en la hermosa cala de Sant Miquel, rodeada de colinas cubiertas por aromáticos pinares. Su tamaño es adecuado, su agua cristalina (los peces se acercan hasta la misma orilla) y su arena fina. La playa dispone de duchas, tumbonas y sombrillas (de pago). La playa es tranquila, poco ventosa y vigilada. Allí se pueden practicar numerosas actividades náuticas (de pago) gracias a su escuela de vela, entre las que destacan el esquí acuático, el barco con fondo de cristal, el plátano acuático, la vela, el windsurf y el piragüismo (gratuito). En este espléndido paraje podrás tomar un café, una buena cerveza o incluso comer algo en los bares restaurantes ubicados en los acantilados.

El Club San Miguel abre de mayo a octubre y sus clientes proceden principalmente del Reino Unido. Forma parte de un complejo turístico extenso en régimen de todo incluido y que incluye dos hoteles colindantes: el Galeón (reservado para clientes italianos) y el Cartago, donde los clientes son principalmente franceses. Por lo que sus clientes pueden disfrutar de todas las infraestructuras del complejo, entre las que destacan un gimnasio y un campo para practicar deportes varios. No te pierdas las cuevas de Can Marca, situadas muy cerca, merecen realmente la pena. Igual que cala de Benirrás, desde dónde podrás admirar una espléndida puesta de sol en la sorprendente roca del "dedo de Dios". Todos los domingos, durante la temporada alta, la comunidad hippie se reúne al son del djembé y el diyiridú, en un ambiente digno de los años sesenta con espectáculo de bolas; ¡ambiente Beatnik garantizado!