60 habitaciones (59 +1 Penthouse), varias categorías (Penthouse, Ocean Suite, Pool Suite...) pero todas suites. Se respeta la tendencia Anantara de "habitaciones espaciosas", las más pequeñas miden 80m² y todos los alojamientos son una maravilla. La decoración es elegante y mezcla modernidad y confort. Los sofás son cómodos, el acondicionamiento es contemporáneo (una pared medio de cristal da a la ducha) y el suelo es de parqué y mármol. Disponen de un bonito vestidor con grandes armarios de madera. El cuarto de baño es grande y cuenta con lavabo de doble pileta y varios jabones de regalo, una bañera y una ducha tropical separada. El único punto negativo que le vemos son los barrotes en los balcones de algunas habitaciones que hacen pensar más bien en una cárcel. Sin embargo, todas las terrazas están equipadas con jacuzzi con capacidad para dos personas. El hotel pone a disposición de los clientes, en las habitaciones, juegos de mesa tipo Jenga, estuches de lápices para dibujar, DVDs, etc. Y por supuesto, todo el repertorio de prestaciones al completo: televisión con gran pantalla plana, base iPod, altavoces Böse, máquina de café Nespresso, lector de DVD, aire acondicionado individual, etc. La habitación desprende una atmósfera acogedora y familiar y el servicio de habitaciones funciona las 24 horas del día. La mayoría de las habitaciones tiene vistas al mar y el resto, a la pequeña piscina del patio interior sin interés alguno.

El hotel abrió sus puertas en 2008; es muy bonito. Se ha sabido optimizar el espacio de la pequeña lengua de tierra en la que se encuentra y su arquitectura moderna disimula la estructura poco estética de este bloque de cuatro pisos frente al mar. El hotel está totalmente abierto, como el espíritu de sus clientes, y el espacio de la planta baja hace las funciones de mostrador de recepción, terraza del bar y espacio salón para relajarse. La terraza da al mar y bordea la larga y bellísima piscina rectangular con una bonita área de césped un poco más abajo resguardada del sol por las palmeras que hace las funciones de solárium con sus grandes tumbonas. En cuanto al equipamiento: pequeño gimnasio situado en altura con vistas a la vegetación y bien equipado; spa, al lado, pequeño pero con bonitas salas para los tratamientos (masajes, pedicura, manicura, etc.) y mucha luz natural, cosa poca habitual en estos lugares que suelen estar en la planta inferior y ser muy oscuros. El hotel pone a disposición bicicletas para los clientes.

Los hoteles Anantara dan mucha importancia a la última planta de sus establecimientos y si el de Uluwatu ya nos pareció magnífico, el SOS Super Club de la azotea de este hotel no es menos. Las vistas desde esta terraza cubierta con una arquitectura semiaparente son excepcionales y a menudo vienen DJs a mezclar. La terraza es grande y alargada con cómodos sofás y tumbonas para que los turistas vengan a disfrutar de las puestas de sol. En cuanto a la cocina, en la carta predomina la carne con una gran selección de cortes (solomillo, entrecot, chuleta, etc.), algunos pescados (filete de salmón con risotto) y entrantes variados (tartar de salmón, caracoles con champiñones). Lo más moderno es que se puede elegir entre distintos tipos de sal. La bodega es muy completa y los precios son consecuentes con la carta. Para los amantes de las especialidades tailandesas y de la cocina más ligera está el bufé del Wild Orchid que solamente abre a mediodía. Los desayunos se componen de numerosos productos frescos, bollería y algunos platos calientes locales. Sin más.

Hay pocas habitaciones con acceso directo a una piscina privada.