Sin grandes sorpresas, teniendo en cuenta su pasado, el Helnan es un establecimiento elegante, simétrico y ordenado que desentona un poco con los edificios que lo rodean. Las puertas, las banderas y algo parecido a torres de vigilancia integradas en el edificio principal recuerdan sus orígenes militares. El interior del hall se parece a la cubierta de un barco de crucero, pero tal vez nos hemos dejado influenciar por la presencia de la palabra "marina" en el nombre del hotel... En cualquier caso, es espacioso en relación a los restantes hoteles de Sharm, incluso algo más depurado. Bajo el candelabro de cristal central se ubican asientos alrededor de una alfombra gigantesca. En cada rincón del hall y a cada lado de éste hay otros sofás confortables; en cuanto a la recepción, la encontrarás al fondo a la derecha. Justo después del hall, descubrirás el bar y el restaurante principal así como algunas tiendas de recuerdos y una escalera con barandilla dorada que sube a planta. Los clientes también disponen de un cajero automático. El hotel cuenta con dos piscinas de forma sencilla, ambas expuestas al sol todo el día y equipadas de numerosas tumbonas y sombrillas, mientras que entre ambas encontramos un jacuzzi y un pequeño estanque. El equipo de animación está formado por seis personas que entretienen a las familias con actividades durante el día y espectáculos por la noche. Además, se puede contratar un servicio de canguros por 200 EGP por hora (unos 26 euros). Para las personas que se cuidan incluso en vacaciones, un gimnasio y un centro de bienestar bastante correctos poseen todo lo necesario para practicar deporte y relajarse. Podrás practicar numerosos deportes, como el tenis de mesa y la natación, además numerosas actividades te esperan en la playa. En caso de urgencia, un centro médico y una farmacia se encuentran in situ, así como un médico de guardia las 24 horas. En el hall puedes conectarte a la WIFI gratuitamente, donde también podrás utilizar ordenadores conectados a Internet. Como para rendir homenaje al pasado militar del Helnan, todo está impecable y limpio: los edificios y las partes comunes están muy bien cuidados. Es uno de los pocos hoteles con más de dos plantas con cinco ascensores que llegan a los 5 pisos. El Helnan tiene también una terraza en la que se desarrollan algunas actividades y cuyas vistas al mar Rojo y a las montañas del Sinaí son magníficas. Desafortunadamente, estaba cerrada en el momento de nuestra visita.