El hotel, construido en 1967 y renovado en 1997, es un edificio de cemento de 3 plantas sin ningún encanto, pero en primera línea de playa. Ante este bloque blanco encontramos una piscina redonda desbordante rodeada de algunas tumbonas y un chiringuito, todo con vistas a la playa. En el vestíbulo, al lado de la recepción, encontramos el bar, los salones, la sala de televisión y la biblioteca. Carecen de encanto y luminosidad, pero al menos tienen el merito de existir. La única esquinita agradable para leer un rato es la terraza, bajo la viña, que ofrece unas espléndidas vistas al mar. El hotel está decorado en tonos rosas, amarillos y verdes pálidos, es como si los colores hubiesen desteñido.
En la playa se ofrecen distintas actividades deportivas: canoa e hidropedales. En tierra se puede jugar al tenis en el hotel Bellevue, al vóley playa, hay un área de juegos para niños en la zona sombría de pinos y cipreses, juegos y animaciones durante el día y la noche, además de espectáculos.