De hecho, el restaurante es un comedor, provisto de una terraza sombreada, con una decoración elegante y una cocina excepcional. Todo es casero y, además, se pueden visitar las cocinas. El chef de cocina y el maestro pastelero son franceses. A partir de mayo, hay dos opciones para comer: una más moderna, en el Beach Café instalado en la playa privada, en el que se proponen unos bocadillos excelentes y con clase; o el restaurante más tradicional, más caro y también más refinado. En el restaurante, calcula entre 14 y 22 euros por un entrante y de 22 a 75 euros por un plato. A no ser que te apetezca un plato de marisco a 200 euros. En los jardines se ha acondicionado un jardín orgánico. Se han plantado muchas hierbas y legumbres, para permitir así que los cocineros siempre dispongan de productos frescos, en especial hierbas y legumbres que resulta muy difícil encontrar en Montenegro.