


Este hotel de cuatro estrellas ubicado en el centro de Tánger, en el bulevar Mohammed V, no presenta mayores atractivos. La recepción con su luz de neón y sillones bordo y la decoración de las habitaciones pasadas de moda no dan muchas ganas de quedarse. Aquí todo parece un poco austero y sin gracia. Además, el edificio no logra ocultar su época de construcción, a fines de los años setenta. Sin embargo presenta la ventaja de tener una pequeña piscina en el techo. En cuanto a los restaurantes, uno ofrece los bufés de mañana y de noche y otro propone menús del día.
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