


El Sarra, con sus paredes naranjas, sus ladrillos color ocre y su fachada hispano-morisca, luce orgulloso su aspecto. Situado en lo alto de la zona turística, goza de una de las vistas más bonitas sobre el palmeral y el golf. Desde la entrada del parque uno no tiene claro si el hotel funciona o no y es que el jardín poco cuidado no es nada atractivo. ¡Menuda lástima! El trato distendido del director del hotel en la recepción trata de devolverle el confort a este establecimiento que antaño tuvo su prestigio. Ideal para los mochileros. Aunque se trata de un tres estrellas, para nosotros no se merece más de dos.
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