Las habitaciones son el otro atractivo del hotel puesto que incluso las estándar son grandes. Los colores elegidos, rojo y verde, son un tanto atrevidos, por no decir otra cosa. Pero son espaciosas y cuentan con un buen equipamiento. Moqueta en el suelo, mobiliario bonito, mesa y sillones, televisión de pantalla plana, minibar lleno, caja fuerte, aire acondicionado, wifi gratuito... El Kette propone tres categorías -estándar, superior y deluxe- que se diferencian esencialmente por la superficie y también varias suites. Las deluxe pueden alojar cómodamente a 3 adultos. Y el tamaño de las habitaciones no depende de los cuartos de baño, todos equipados con una bañera. En cuanto a las vistas, las cosas ya no son tan maravillosas. Dos partes del hotel dan a la calle -con el consiguiente efecto de tener una pared muy cerca- y una tercera fachada da a un canal pequeño, mucho más agradable.
La habitación 501 es un tanto particular. Es abuhardillada y menos espaciosa que las otras, pero tiene un acceso privado a una amplia terraza en la azotea del hotel y, por tanto, a unas hermosas vistas de los alrededores, como al campanile de San Marcos o a la cúpula de Santa Maria della Salute.