Debido al origen particular del edificio (fue un convento desde los años 60 hasta finales de los 80), las habitaciones del Stella Maris tienen todas un tamaño diferente.
Tanto si son estándar, superior, suites (estas se encuentran en la parte nueva del hotel) o suites presidenciales, están acondicionadas con estilo y todas disponen de un espacio exterior, un balcón, cerrado por una balaustrada clásica o por un pequeño muro, amueblado con una mesita para disfrutar del fresco de la noche.
En las suites, el balcón se amplía y se convierte en una terraza, con una mesita de madera, un sofá y un estilo más elegante.
La especificidad de la suite reside en la distribución de los espacios. Son dos habitaciones comunicantes, con la posibilidad de tener entradas independientes. Las suites se han diseñado para responder a las necesidades de las familias y suelen tener vistas al pinar o al campo de golf de 18 hoyos del Tanka Village, situado cerca y abierto a las personas que no se alojen en el hotel.
Existen otros modelos de suites que pueden proponer un estilo más rústico, con un acceso directo desde el jardín, o bien (en el caso de la suite deluxe) vistas al mar. Las suites de esta última categoría se componen de un espacio único.
Lo has adivinado, la mejor habitación es la suite presidencial. En total hay dos suites presidenciales. Estas se benefician de unas vistas muy especiales a la cruz del convento, el único elemento que subsiste para rememorar la antigua función del establecimiento actual. El jacuzzi y la ducha de hidromasaje dan directamente al mar, lo que le confiere a las habitaciones un encanto innegable, reforzado por una decoración particular de estilo étnico.
Unas puertas de madera para separar las dos habitaciones, una decoración con detalles de marquetería, cama con baldaquín y parqué. No falta nada para que te sientas mimado y cuidado.
Aquí también, como en todas las habitaciones, encontramos el leitmotiv de las estatuas africanas, que son una auténtica pasión para los dueños. Algunas las importan directamente de Francia. Se combinan con el estilo de los protectores de esquinas decorados con la misma temática (fíjate bien: encontrarás girasoles, muñecos...).
Además de las prestaciones habituales de confort (climatización, televisor de pantalla de plasma, minibar, teléfono, caja fuerte, con un único reproche al secador de pelo del cuarto de baño, que empieza a estar un poco anticuado), cada habitación te ofrece gratuitamente una sombrilla y unas tumbonas para la playa, sin tener que pagar suplemento.