El desayuno se sirve en uno de los antiguos vestíbulos del convento, un poco más acogedor gracias a las planchas de madera a media altura de las paredes. Cuenta con ventanas que le aportan luz, aunque no dispone de terraza, dado el tipo de edificio. El buffet es completo, ideal para empezar bien el día: huevos, salchichas, zumos, queso, fruta fresca, pan y bollería. El café o el té te los sirves tú mismo. Además del desayuno, si deseas almorzar deberás reservarlo con antelación, algo que no es demasiado cómodo para los viajeros independientes. No obstante, hay numerosos y buenos restaurante (no muy caros) situados justo al lado del Domus Maria. Para tomar un refresco, dispones de una máquina expendedora de bebidas en el vestíbulo. Cuando hace buen tiempo, te puedes sentar en el patio del antiguo convento, en una de las mesas con bancos disponibles. Esto permite a los fumadores, ya que estamos en el exterior, poder fumar un cigarrillo.