


Dos campos de golf situados a dos pasos del hotel atraen a muchos jugadores al Magic Life Africana. Después de haber dado unos cuantos golpes a la pelota, los golfistas se dan cita en un remanso de paz rodeado de un jardín de 5 hectáreas frente a la playa. Aquí, los deportes y los placeres, las comidas y las bebidas son a voluntad. Una vez pagada la estancia, no hace falta gastar ni un céntimo más.
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