El estado de Jammu y Cachemira, al norte de la India, reserva a sus visitantes un viaje lleno de encanto y nuevas sensaciones. Aunque el conflicto indo-pakistaní haya tomado como rehén al llamado "Valle de la Felicidad" de Cachemira, Jammu y Ladakh permanecen abiertas a los turistas extranjeros. Puedes pasar de las magníficas colinas fértiles de Jammu, salpicadas de templos hindúes, al vértigo natural de las mayores cadenas montañosas del mundo, el Himalaya y el Karakorum, en Ladakh.
La artesanía india es de gran riqueza. Encontraremos sedas, artículos de cobre, plata y bronce, instrumentos de música, perfumes, incienso, té, colgaduras, alfombras, y una miríada de especias. Un buen regalo para las mujeres son los saris de seda, que se venden al peso y por metros. Acércate a las tiendas estatales (State Emporium), en las que los precios son fijos. En las grandes ciudades indias, los comercios abren desde las 10:00 hasta las 19:00 ó las 20:00, de lunes a sábado, y cierran los domingos y festivos.
En Cachemira puedes comprar hermosos tapices de seda o de lana, y magníficos chales de lana (raffals). El precio depende sobre todo de la cantidad y la calidad de la lana (por ejemplo, las pashminas son de mejor calidad, y más caros, que los raffals). Los diferentes artículos en papel maché (palmatorias, lámparas, y otros efectos), con vivos colores, representan unos souvenirs a buen precio. No como los objetos dorados con oro fino por manos maestras, que son más caros. O si buscas algo más insólito, decídete por un bate de cricket de Cachemira, una región conocida por la calidad de su madera y su habilidad para trabajarla. En Jammu, puedes ir en busca de gangas por los bazares más importantes (Vir Marg, Raghunath Bazaar, y el Hari Market), famosos por su artesanía cachemirí y sus joyas tradicionales dogris.
En Ladakh, encontrarás artesanía tibetana en objetos de culto (cilindro de oraciones, campanillas e instrumentos musicales), dorjes (armas rituales que simbolizan el rayo), máscaras de madera, joyas, o unos tocados coloridos, adornados con turquesas y coral (perak), que lucen las mujeres en las grandes ocasiones. Harás mejores compras en los alrededores de Leh, al sur, en Choglomsar, que en el Tibetan Handicraft Shop, cerca de la entrada del aeropuerto, o en el Tibetan Handicrafts Emporium, en Main Bazaar Road. Durante las fiestas de Ladakh, las dos primeras semanas de septiembre, los puestos de artesanía y de ropa aparecen en cualquier esquina de la ciudad.
No olvides que está prohibido sacar del país antigüedades de más de 100 años, al igual que los objetos de culto ladakhi, como los thangkas y las estatuas budistas. También está prohibido exportar artículos de piel, pieles de serpiente y antigüedades, así como importar en Europa cualquier objeto de marfil.
Los platos indios son muy variados, y cambian según el estado, el origen de la población y sus respectivas castas. Su punto en común: el arroz y el té. El plato más corriente es el dhal, una especie de sopa de lentejas. Aprovecha tu visita a Ladakh para descubrir la cocina tibetana. El ingrediente básico en la mayoría de los platos es la tsampa, harina de cebada tostada. Puedes tomarla en forma de tortas, o amasada con chang (cerveza a base de cebada, que también se bebe sola). Prueba el gyatug, un plato compuesto por largas tiras de tsampa, bañadas en un caldo de carne especiado. También tendrás ocasión de degustar los momos, una especie de ravioles blancos de carne o verdura, cocidos al vapor o fritos. Para beber tenemos el té tibetano, el gur-gur chai, una mezcla de té verde, mantequilla y sal, que tal vez te resulte chocante, pero que tonifica contra el frío. También hay comida china. En Cachemira, los diferentes platos de arroz se aromatizan con múltiples especias, entre ellas el azafrán. Déjate tentar por un gushtaba o un rishta, una comida a base de carne picada (borrego o cabra para el primero, y cordero para el segundo) con especias, servido en forma de albóndigas con salsa de yogur. Aspira el delicioso aroma del rogan josh, un guiso de cordero cocinado a fuego lento en salsa de yogur, aderezado con jengibre y varias especias. En cuanto a la verdura, tienes que probar el nedru yakni, raíces de loto cocidas con yogur. Y para remojar la comida, nada mejor que el té cachemirí, salado (shiri) o dulce (kahwa), aromatizado con jengibre y cardamomo, en infusión en un samovar con almendras peladas.
También encontrarás, como en el norte de India, tandooris de pollo, cabra o cordero, macerados en yogur sazonado y cocido en horno de leña. Al igual que en Panyab, existen multitud de tipos de pan, como los chapatis cocidos sobre una plancha caliente. También podrás degustar el biryani, una mezcla de carne y arroz, a veces sazonado con almendras y frutos secos.
La India hinduista supone un fuerte contraste cultural. La mayoría de las relaciones humanas se rigen por el sistema jerarquizado de castas, en el que a cada individuo se le atribuye un papel específico. La vaca es un animal sagrado.
Hace falta descalzarse para entrar en los templos hindúes, en los templos jainistas y en las mezquitas. También tendremos que hacerlo en los templos sij, donde además hay que cubrirse la cabeza. No olvides quitarte todos los artículos de cuero que lleves antes de entrar en los templos jainistas. Antes de entrar en una mezquita, asegúrate de que se admiten visitantes durante la oración, y de que se permite la entrada a mujeres. Cúbrete los brazos y las piernas, y procura no ir desaliñado. En cualquiera de ellos, no toques ninguna escultura ni la estatua de ninguna divinidad.
En Ladakh, rodea siempre los monumentos budistas en el sentido de las agujas del reloj, ya sea un muro mani (muro de piedra con un mantra tibetano búdico grabado) o bien un chorten (estupa o pagoda, en tibetano). Descálzate antes de entrar en un santuario budista.
En India, como norma general en la vida cotidiana, evita el contacto de tus pies con los de otra persona. Si ofreces flores, infórmate antes de su valor simbólico, o el resultado podrá no ser el esperado. Cuando se recibe un regalo, se deja en un rincón para abrirlo más tarde. Si durante una comida tus anfitriones están descalzos, haz lo mismo. Si se come con las manos, usa sólo la derecha, ya que la izquierda está reservada para la higiene personal. Los matrimonios concertados entre dos familias siguen estando al orden del día.
Actualmente no es aconsejable visitar Cachemira, ya que los conflictos existentes entre India y Pakistán aún perduran. En el valle de Cachemira, ninguno de los dos países reconoce las fronteras internacionales. Aunque el gobierno indio no ha impuesto, hasta la fecha, ninguna restricción para visitar la región, es mejor informarse previamente sobre la evolución de la situación política, con el fin de evitar inconvenientes una vez allí. El riesgo de secuestros es un hecho que hay que tomar en serio. Es preferible visitar Jammu, y montar una expedición al corazón de la región de Ladakh, con sus elevadas montañas y sus valles, que ofrece múltiples posibilidades, aunque evitando pese a todo las zonas fronterizas con China.