Desaparecer para escaparse de los mosquitos

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Unos científicos estadounidenses acaban de identificar una molécula que inhibe el olfato de los mosquitos.

El pasado lunes 9 de septiembre, durante una conferencia de la American Chemical Society en Indianapolis, unos investigadores han afirmado que ciertas moléculas segregadas por la piel pueden inhibir el olfato de los mosquitos. Este descubrimiento podría permitir crear nuevos repulsivos más eficientes, que aquellos disponibles en el mercado actualmente.

El estudio demuestra que dichas moléculas varían según las personas, es lo que explicaría que ciertas personas se ven más afectadas por las picaduras de estos insectos. Unos de los científicos presente en la Conferencia, el profesor Ulrich Bernier, explica que el olor natural de las personas se compone de un sinfín de moléculas y que ciertas de ellas atraen a los mosquitos. Durante sus experimentos, el profesor se dio cuenta que cuando pulverizaba diferentes sustancias en una caja llena de mosquitos, el ácido láctico (principal componente del sudor humano) atraía mucho a los mosquitos. Sin embargo otros productos se revelaron eficiente para repulsarlos e incluso desorientarlos.

¿Una nueva alternativa para la lucha contra el paludismo?

Los científicos han podido aislar las moléculas que inhiben el olfato de los mosquitos, este descubrimento es de primera importancia porque podría facilitar la lucha contra el paludismo. De hecho actualmente se sabe que los mosquitos se acostumbran a los repulsivos comercializados y que en un par de horas dejan de ser eficientes. Considerando que los mosquitos hembras necesitan las proteínas presentes en la sangre para poder poner sus huevos, el desafío es importante sobre todo porque podría limitar los casos de paludismo. Muchas zonas del planeta se ven afectadas por esta enfermedad, a veces mortal. En 2010 la organización Mundial de la Salud registro más de 600.000 fallecimientos directamente vinculados con el paludismo. Además otras enfermedades se difunden por los mosquitos: es el caso del dengue o del chikungunya, que están siendo más comunes estos últimos años. Las perspectivas ofertas por este avance dan esperanzas a los médicos, si dichas moléculas se integran en los repulsivos, deberían ser mucho más eficientes, sin embargo no se sabe cuándo estarán listos los laboratorios para comercializarlos.
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