La costa oeste está agradablemente llena de contrastes y, sobre todo, ofrece el privilegio de ser la costa mauriciana donde menos llueve. Flic en Flac y Tamarin sólo ven un día de lluvia de mayo a noviembre, y siete como máximo en febrero: así pues, esta región es ideal para quienes quieren dedicar hasta el último minuto de su tiempo para pasarlo al sol.
Los que quieran descubrir Port-Louis y sus alrededores también estarán bien situados. A lo largo de la playa de Flic en Flac se suceden toda una serie de hoteles. No obstante, atención: las playas son de tamaño muy desigual según los establecimientos. Los hoteles más lujosos están situados a orillas de las mejores playas, y los más modestos a veces deben contentarse con una sencilla franja de arena.
En cambio, los deportistas apreciarán Tamarin, famoso punto para la práctica del surf, y Rivière Noire, célebre por su centro de pesca de altura. Todo ello en un marco ampliamente preservado, a la sombra de las montañas del Rempart.
Los que quieran salirse de las rutas trilladas podrán tomar los autobuses locales que conectan con Quatre Bornes y que luego van hacia el sur en dirección a Mahébourg. El trayecto es particularmente barato (unos 2 euros), pero es mejor hacerlo con tiempo. Cada autobús sólo conecta dos pueblos; así pues, hay que hacer transbordos que nos pueden llevar de 10 a 20 min.
Los lugares accesibles desde la costa oeste son Casela Bird Park, un parque ornitológico situado entre Tamarin y Flic en Flac; la montaña del Rempart y las Trois Mamelles para los amantes de las excursiones y la escalada.Si nos adentramos más hacia el sur, la región ofrece otros centros de interés: las tierras de colores de Chamarel (y su espectacular cascada); Grand Bassin, lugar de peregrinación célebre en febrero-marzo por la fiesta hindú de Maha Shivatri en honor a Shiva.
Los que quieran salirse de las rutas trilladas podrán tomar los autobuses locales que conectan con Quatre Bornes y que luego van hacia el sur en dirección a Mahébourg. El trayecto es particularmente barato (unos 2 euros), pero es mejor hacerlo con tiempo. Cada autobús sólo conecta dos pueblos; así pues, hay que hacer transbordos que nos pueden llevar de 10 a 20 min.
Pero la experiencia es inolvidable: los autobuses, cuya suspensión a menudo deja mucho que desear, ruedan a toda prisa por las carreteras del sur en dirección al mar, entre la costa salvaje y los campos de caña de azúcar. Un espectáculo a todo color y que también permite conocer a los mauricianos, siempre dispuestos a iniciar una conversación durante el trayecto.
Pesca de altura para aficionados. Casi todos los hoteles ofrecen salidas al mar para medirse con atunes, tiburones y emperadores a mar abierto. O una excursión a la isla de Bénitiers, al suroeste de la costa. Magnífica playa desierta (la isla no está habitada). Para llegar hasta allí, preguntar en los hoteles o a los pescadores del pueblo de La Gaulette.
Las gargantas de la Rivière Noire. En el parque nacional del mismo nombre, cuya entrada se encuentra a unos kilómetros de la localidad de Grande Rivière Noire. Se pueden hacer descensos en tirolesa, canoa, excursiones por senderos balizados y baños en estanques de agua dulce. Cuidado con los monos, muy ladronzuelos, que podemos ver en la explanada que da a las gargantas.
Protegida de los vientos dominantes del océano Índico, la costa oeste registra menos lluvias anuales que la costa este. La región más seca está en Tamarin. Piensa en ello si decides venir durante los meses más nubosos (julio-agosto, de diciembre a febrero). Para el buceo en apnea (snorkeling), no es necesario que traigas tu propio material. La mayoría de los hoteles prestan aletas, gafas y tubo.
as salinas de Tamarin. Son simples estanques de agua de mar acondicionados para la recogida de la sal. En cambio, el centro del pueblo, típico, merece echar un vistazo y la playa tiene un atractivo lado salvaje. Es uno de los lugares de la isla propicios para el surf. También se debe evitar practicar deportes náuticos a motor (aunque la mayoría de hoteles los ofrecen) ya que éstos crean una contaminación sonora que ahuyenta a la fauna de la laguna.
El ciervo. Proceden de la cría en libertad en la isla. Una carne tierna que se puede degustar en forma de filete o en curry (guiso con especias) servido con arroz. La tarta de banana, a menudo ofrecida como postre en los buffets de los hoteles. Las samoussas (buñuelos rellenos de carne o de verduras) y la piña al chile que se vende en la calle. O un plato de tallarines salteados estilo chino, excelente y muy bien de precio.
Té a la vainilla, flores (amarillis) que, bien empaquetadas, se pueden llevar fácilmente en el avión. Especias, azúcar moreno, confituras de frutas exóticas (bananas, papayas, mangos). Se pueden comprar en Flic-en-Flac o en Tamarin para evitar el trayecto hasta Port-Louis. Si ha previsto ir hasta allí, dése una vuelta por las tiendas del paseo marítimo de Caudan para las compras menos tradicionales (ropa, marroquinería).