Mucho mejor conservada que la costa norte, la costa oeste mauriciana dispone de un buen número de alojamientos, que proponen todas las categorías de hoteles, esencialmente concentrados alrededor de la ciudad de Flic en Flac. Perfectamente comprensible cuando ves la playa. Esta extensión recubierta de arena fina y blanca termina en un agua turquesa. Rodeada en toda su extensión por un número infinito de filaos, los mauricianos vienen a pasar el día los fines de semana. La playa de Wolmar, situada cerca, ofrece un paisaje totalmente paradisíaco. En cuanto a la de Tamarin, el viento no está presente todos los días, pero cuando así ocurre se convierte en un famoso punto de windsurf. En el pueblo también puedes ver cómo fabrican la sal.