El inmenso patrimonio histórico, religioso y cultural de Israel ejerce una enorme atracción entre los turistas de medio mundo. Su capital, Jerusalén, es el único lugar en la tierra de carácter sagrado para judíos, cristianos y musulmanes. Del desierto del Néguev a las playas del mar Rojo y el mar Muerto, la variedad paisajística que ofrecen sus regiones es digna de ser descubierta.
Jerusalén es la ciudad del país que más visitantes recibe. La capital de Israel acoge más de tres millones de turistas al año, de los cuales el 80% son extranjeros. Situada sobre las colinas de Judea y protegida por unas imponentes murallas del siglo XVI, la ciudad está dividida en cuatro sectores diferentes, siendo el Muro de las Lamentaciones, la mezquita de Al-Aqsa y la iglesia del Santo Sepulcro, sus atracciones y monumentos más destacados.
Desde hace algunos años, el destino de moda en Israel es Tel-Aviv, a la que su ajetreada vida nocturna le ha otorgado una increíble popularidad a escala internacional entre los adictos a la fiesta y el ocio nocturno. Además de fiesta, durante tu visita podrás visitar históricas construcciones, y relajarte tras una larga e intensa jornada de turismo en cualquiera de los múltiples balnearios que encontrarás a tu paso. La reputación de estos establecimientos ha elevado a Tel Aviv a la categoria de principal ciudad balnearia de Israel.
El norte del país se encuentran las ciudades de Judea, Samaria y Galilea. A pesar de su escasa extensión, está zona concentra un alto porcentaje de habitantes. Algo comprensible teniendo en cuenta que el desierto de Néguev cubre aproximadamente el 60% de la superficie del país. A lo largo de este territorio sumamente árido podréis admirar una idílica combinación de paisajes que comprenden diversos cañones y acantilados, con las dunas del desierto y las montañas como telón de fondo.
Localizado en el extremo sur del país, tras las montañas del valle de Arava, la ciudad de Eilat es el principal spot de sol y playa de Israel en las aguas del mar Rojo. Este clásico destino vacacional para los habitantes del estado hebreo ofrece una decena de kilómetros de costa ubicados entre las fronteras de Egipto y Jordania, incluyendo entre sus dominios un puerto militar y un puerto mercantil. Durante los meses de invierno, los visitantes extranjeros ocupan las playas de la ciudad huyendo de las bajas temperaturas de sus países de origen.
Durante tu viaje encontrarás diversos productos artesanales inspirados en la tradición judía, como los mezuzahs (cajitas de plata, metal o madera con un pergamino enrollado, en el que aparecen dos extractos del Deuteronomio). Se colocan en todas las puertas de las casas israelíes, menos en las de los cuartos de baño. También encontrarás menorahs (joyas, orfebrería...), diamantes (Israel es uno de los primeros centros mundiales de talla de diamante) y todo tipo de prendas y objetos de cuero. Los precios son bastante atractivos, ya que hay menos impuestos que en los países de la Unión Europea. Además, si pagas con divisas extranjeras, los comercios registrados por el Ministerio de Turismo te aplicarán una reducción inmediata del 5%, devolviéndote el importe destinado a cubrir las tasas e impuestos para las compras superiores a 45 euros (te devolverán el IVA en el aeropuerto al presentar la factura). En los zocos árabes del casco antiguo de Jerusalén, encontrarás bordados de Palestina, artículos de cobre, especias... Las tiendas abren de domingo a jueves de 09:00 a 19:00 horas y los viernes solamente por la mañana. Para los judíos, el día de descanso es el sábado (shabat). Ese día todos los comercios están cerrados, a excepción de las grandes ciudades y los lugares turísticos más transitados. Las tiendas musulmanas y cristianas tienen los mismos horarios, pero cierran los viernes (día de descanso semanal) y los domingos respectivamente.
Al igual que el país, las tradiciones culinarias reflejan la diáspora. No obstante, la cocina tradicional israelí es bastante similar a la del resto de países de Oriente Medio. Algunos de los platos tradicionales que podrás degustar son los mezzes (entremeses variados), humus (puré de garbanzos), tahina (puré de sésamo), ensalada de berenjena con pan de pita, carnes asadas y una interminable selección de dulces que harán las delicias de los más golosos. Para disfrutar de un tentempié rápido, una opción sumamente recomendable, económica y muy sabrosa, es dirigirse a uno de los numerosos puestos donde preparan los tradicionales falafels (albóndigas de garbanzo fritas) y los también típicos chawarma (carne de cordero asada), que se sirve dentro de una pita, así como una gran variedad de ensaladas. La comida yemení tiene como base los mismos platos, pero con más especias perfumadas. Asimismo, la sopa de rabo de toro, es otra de las especialidades clásicas del país, junto con el foul (plato con habas) y diferentes tipos de panes, como el mallawah (crujiente) o el lahuh (pan fermentado). Por último, la comunidad judía de origen centroeuropeo, tiene como principales especialidades culinarias el hígado picado, la carpa rellena, la col con champiñones, unos pequeños crepes salados, el pastel de patata, los shashliks (brochetas), y el gulash (ragú de buey y páprika), entre muchas otras delicatesen.
Te desaconsejamos rotundamente fotografiar a los judios devotos, especialmente durante el shabat (entre la tarde noche del viernes y la del sábado). Si vas a hablar de política o de religión, escucha (siempre aprenderás algo) pero no hables demasiado, o intenta matizar tu opinión. Tengas la opinión que tengas, debes saber que se trata de dos temas extremadamente sensibles para la mayoría de israelíes. Respeta los lugares de culto: sé discreto y procura vestir adecuadamente. En los barrios judíos ortodoxos, las mujeres deben evitar llevar pantalón ya que está muy mal visto. Del mismo modo, no olvides descalzarte al entrar en las mezquitas y en las casas de los musulmanes. Por último, a la hora de comer, si vas a un restaurante casher evita pedir carne y productos lácteos en un mismo menú. Lo que si puedes beber sin problemas es cualquier tipo de vino.
Si quieres descubrir la verdadera esencia de Israel, la mejor opción es huir de los hoteles y resorts y alojarse en uno de los tradicionales kibboutz que encontrarás en muchas de las zonas rurales del país .Este tipo de establecimientos, si pueden llamarse de este modo, funcionan como una especie de poblados y existen aproximadamente una treintena a lo largo de todo su territorio. Los servicios ofrecidos son similares a los de un alojamiento estándar, pero sensiblemente más humildes y en consecuencia, menos caros. Otra solución, económica a la par que autentica, sería decantarse por pasar la noche en un ?hotel religioso?. La ciudad de Jerusalén concentra más de cuarenta establecimientos de este tipo, en los que podrás disfrutar de un servicios encillo que comprende alojamiento y desayuno.
Si te apasiona la historia y la arqueología, durante los meses de verano tendrás la oportunidad participar en una de las numerosas excavaciones abiertas. Para participar no es necesario haber recibido ninguna formación especial. El único requisito es ser mayor de edad.
Si durante tu viaje tienes pensado visitar las ciudades árabes de Palestina, no tendrás ningún impedimento (en principio). La mejor opción es realizar una excursión desde territorio israelí. Las localidades escondidas tras las colinas de Cisjorndania te enseñarán una realidad completamente diferentes a los estereotipos y clichés vendidos desde los medios de comunicación.