Fue aquí, a 21 km al sur de Jericó, donde un joven beduino descubrió en 1947 unas vasijas en una cueva que contenía manuscritos enrollados. Son los famosos "Manuscritos del mar Muerto" (varias decenas de miles) que pertenecían a la secta judía de los esenios, una comunidad monástica que, hacia 150 a.C. se retiró en el desierto para estudiar los Textos Sagrados. Los valiosos manuscritos contienen las normas de la comunidad y los textos bíblicos más antiguos que existen, escritos en hebreo arcaico. Con las excavaciones, se ha sacado a la luz, entre otras cosas, la sala de estudio donde los miembros de la secta leían y copiaban textos.