Cerdeña es considerada como uno de los destinos vacacionales favoritos para los habitantes del país transalpino. Pero su magnificencia no ha pasado ni mucho menos inadvertida entre los turistas europeos, especialmente en la última década. Sus increíbles aguas de un color turquesa infinito, sus playas de arena blanca y fina, son la seña de identidad más conocida de este oasis flotante en mitad del Mediterráneo, pero sería un error resumir sus encantos focalizándose únicamente en el turismo de sol y playa. Durante mucho tiempo, Cerdeña ha sido considerado como un territorio remoto e independiente frente al resto de regiones de la ?Península?, como llaman a la Italia continental, en el que se ha desarrollado una fuerte y particular cultura local que dista bastante del resto de territorios italianos.
Ubicada en la zona central del Mediterráneo, Cerdeña ha sido históricamente un cruce de diferentes culturas que han marcado por siempre la identidad de la población isleña, contabilizándose diferentes vestigios de civilizaciones tan dispares como cartagineses, romanos, bizantinos y como no, españoles, que atestiguan la fuerte diversidad cultural vivida en la isla dese el siglo V a.C.
Las cristalinas aguas que bañan las formaciones de granito rosáceo características de la isla, sus vertiginosos y escarpados acantilados como el célebre Pan di Zucchero, sus esplendidos arenales, sus verdes y frondosas montañas y picos rocosos que emergen de sus zonas más áridas, ofrecen al visitante una gigantesca diversidad paisajística que invita a ir más allá de sus costas para descubrir los múltiples atractivos que Cerdeña atesora en su interior.
La provincia de Cagliari, en donde se encuentra la capital de la isla, se extiende casi hacia el norte, donde limita con la región de Nuoro, mientras que la verdísima región de Carbonia-Iglesias se encuentra en la zona sudoeste de la ínsula, repartiéndose la costa occidental entre las provincias de Ogliastra y Oristano. La capital sarda ofrece una impactante arquitectura en la que parece por momentos fundirse con el mar que la rodea, así como una enorme vitalidad que invita a descubrir sus rincones paseando por las callejuelas del centro histórico y el paseo marítimo. Si vas a visitar Cerdeña principalmente para disfrutar de sus hermosas costas, has de saber que en la provincia de Cagliari, los precios son notablemente más accesibles que en la zona de Olbia, la Saint-Tropez sarda, famosa por ser uno de los lugares de veraneo más exclusivos de la jet set italiana y europea.
Descendiendo hacía la punta sudoccidental de la isla, se encuentran las pequeñas y pintorescas poblaciones de Pula, Santa Margerita di Pula, Chia, Domus de Maria, hasta llegar a la íntima Porto Pino (en la provincia de Carbonia-Iglesias). Al este de Cagliari, una de las mejores rutas a realizar es aquella que conduce hacía la costa de Villasimius, un antiguo pueblo de pescadores que conoció un gran desarrollo turístico durante los años 1960.
La región de Cerdeña propone una amplia gama de artesanía tradicional, que son la mejor prueba de que estas disciplinas todavía siguen siendo practicadas por las generaciones actuales. Cestos de mimbre, objetos de corcho o fabricados y recubiertos con corcho, toallas, mantelería... la oferta es realmente grande. Uno de los productos más tradicionales de la isla es el mirto, licor de gusto intenso y particular sabor, que todo buen viajero que se precie debe probar durante su estancia en territorio sardo.
Cerdeña también es famosa por sus pintorescos mercados tradicionales, en los que podréis degustar algunas de las materias primas locales con las que posteriormente se elaboran los platos más significativos de la isla. El mercado agroalimentario de Sestu es el más grande y popular de toda la región, y está abierto todos los días de la semana salvo el domingo. Si te gustan los mercados populares a la antigua usanza, en Cagliari se celebra uno cada segundo domingo del mes, así como en noviembre, la conocida Feria Internacional de Anticuarios, también en la capital sarda.
El territorio sardo, áspero y seco en el interior de la isla, ha originado un antiquísimo desarrollo del pastoreo que todavía se mantiene en ciertas zonas rurales de la región, que tiene como principal protagonista a la oveja autóctona, cuya leche permite todavía la elaboración de deliciosos quesos tradicionales entre los que destaca el pecorino, uno de los grandes símbolos culinarios de la región autónoma de Cerdeña.
Queso curado y decisivamente sabroso, el intenso gusto de este queso es inconfundible, siendo uno de los más utilizados en todo el país para condimentar los platos de pasta, aunque también puede ser consumido solo, acompañado de una buena copa de Cannonau , la más popular y reputada variedad de vino local, cuyo origen se remonta a los tiempos de dominación del Imperio Romano.
La cocina sarda, muy pero que muy sabrosa, cuenta con un buen puñado de especialidades tradicionales que absolutamente el viajero debe probar: los malloreddus , los culurgiones (pasta cilíndrica rellena de queso ricota y hojas de menta) y el típico pan crujiente conocido con el nombre de carasau. Otro de los grandes platos de la gastronomía sarda es el porceddu a carraxiu (cochinillo enterrado en un agujera y cocinado bajo tierra acompañado de hierbas aromáticas), así como los múltiples guisos de pescado y platos de marisco frescos, sin olvidarnos de las seadas, sutiles hojaldres rellenos de pecorino y miel fritas en aceite de oliva que suelen tomarse como postre o merienda.
Cerdeña es conocida por sus característicos monumentos construidos por la civilización nurágica que se desarrolló en la isla allá por el año 1700 a. C. en Cerdeña (en la Edad de Bronce media). Instalados sobre las bases neolíticas ya presentes en la isla. Se trata de construcciones circulares hechas de piedra con forma de torres, considerados como unos de los monumentos megalíticos más grandes y mejor conservados del Viejo Continente. Se calcula que todavía existen entre 7.000 y 9.000 formaciones de este tipo dispersas por toda la isla. Del igual manera, el yacimiento de Barumini y las ruinas de Santa Cristina, bien merecen ser visitadas
En lo que al folclore local se refiere, Cerdeña es famosa por la utilización de dos mascaras tradicionales llamadas mamuthones y issohadores, utilizadas durante las celebraciones del carnaval de Mamoiada, una de las fiestas populares más célebres de la región.
Las imponentes playas de Cerdeña son el principal motivo por el que los visitantes acuden a esta región italiana. Especialmente aquellas ubicadas en la Costa Rei, en la provincia de Cagliari, las cuales son bastante extensas y están dotadas de una arena blanca y fina que recuerda a los fabulosos arenales del Caribe. El mejor periodo para visitar la isla de Cerdeña seguramente sea el mes de septiembre, cuando la marabunta turística ya no puebla las costas sardas que entre julio y agosto se encuentran totalmente abarrotadas. Además, el clima en este mes es todavía bastante cálido y sumamente apto para el baño.
Si eres un apasionado de la naturaleza, te recomendamos aventurarte hacia el interior de la isla, hasta llegar a la zona de Barbagia. Este lugar es perfecto para quienes guste practicar el senderismo y las rutas y excursiones por las montañas, existiendo numerosos caminos y recorridos que os permitirán apreciar la rica flora y fauna de la región. La Barbagia se extiende hasta los picos del Gennargentu, el principal y más grande macizo de Cerdeña, en el que por cierto, existe una estación de esquí ubicada en Bruncu Spina, la segunda cima más alta de toda la isla con una altura de 1829 metros.
La isla de Tavolara es otra de las atracciones que no pueden faltar en la hoja de ruta de ningún viajero que visite este territorio, dada la espectacularidad de sus paisajes calcáreos y su a primera vista, dificultad para llegar hasta ella. Ubicada en la zona de Olbia, en la costa norte de Cerdeña, esta pequeña isla guarda una estrecha relación con la familia Berteleoni, quienes durante los siglos XIX y parte del XX, gestionaron este territorio como si fuese una especie de reino independiente, del que se declaraban soberanos. Hoy en día la isla alberga una base militar de OTAN, conformando con las vecinas zonas de Molara y Molarotto una importante zona natural con una fuerte diversidad de especies.
Por último pero no menos importante, en el extremo suroeste de Cerdeña se haya uno de los lugares más hermosos de la isla. Los acantilados sobre el mar ofrecen un espectáculo absolutamente grandioso, especialmente durante la puesta de sol.