A mitad de camino entre al mar y los relieves del interior, se encuentran las dos almas de Cosenza. La primera, más moderna, se extiende en llano, al pie de las colinas Pancrazio, sobre las que se encarama el casco antiguo rebosante de historia. Tierra dominada por gentes de todas las procedencias, Cosenza es el resultado de su historia. Primero habitada por los Brucios, luego dominada por los Romanos, para dejar espacio más tarde a los Bizantinos y Sarracenos, Cosenza fue conquistada por los Normandos y por último codiciada por los Aragoneses. El castillo normando, en la cumbre de la colina, hoy parcialmente destruido, ha asistido al paso de los señores pertenecientes a diversas dinastías, que lo utilizaron como baluarte defensivo pero también como palacio real. En el centro, dentro del edificio gótico cisterciense del Duomo, se conserva el monumento fúnebre de Isabel de Aragón, esposa del rey francés Felipe III. La iglesia de Santo Domingo, en la Piazza Campanella, recoge ? en cambio- además de la fachada gótica, un interior rico y fastuoso.