La región de Emilia-Romaña está ubicada en la zona noroeste de la Península Itálica, limitando al Norte con Lombardía y el Véneto, al Oeste a con Lombardía y Piamonte, y al Sur con Liguria, Toscana, Las Marcas además de la República de San Marino, gozando de una espléndida costa bañada por las cálidas aguas del mar Adriático. La población estimada de este territorio, cuya capital se encuentra en la ciudad de Bolonia, supera ligeramente los 4.450.000 habitantes. Esta región italiana es fruto de la unión de dos entidades históricas: Emilia, que comprende las provincias de Plasencia, Parma, Reggio Emilia, Módena, Ferrara y Bolonia; y Romaña, conformada por las provincias de Rávena, Rímini, Forlì-Cesena, así como las localidades del área metropolitana de Bolonia, situadas al Este del río Sillaro.
Rodeada por el curso del río Po por el Norte y por las imponentes montañas de los Apeninos al Sur, esta región es considerada como una de las más fértiles y productivas del país transalpino, debido en gran parte a la influencia del Adriático sobre las provincias costeras. Gracias a este contraste, Emilia-Romaña ofrece impresionantes paisajes salpicados de incontables maravillas que hipnotizarán la retina del viajero, cautivando al mismo tiempo su espíritu mediante una increíble mezcla de colores y perfumes, en una ambiente dominado por la alegría, la música, el cine, la gastronomía y el arte.
Así pues, esta enorme variedad geográfica se verá reflejada en los gustos de cada viajero. Los amantes del turismo festivo y de sol y playa encontrarán en la Costa Romagnola un agradable lugar en el que desconectar de la rutina y disfrutar de sus excelentes y amplios arenales, ya que de hecho, esta región italiana alberga la playa de arena más grande de todo el Viejo Continente, y su apreciado litoral disponed e todas las infraestructuras necesarias para la práctica de deportes acuáticos y otras actividades de ocio. En este sentido, Rímini es de lejos la localidad más deseada, seguida de cerca por Riccione y Cattolica, ambas sinónimo confort, relax y sobre todo, mucha diversión.
Por su parte, los amantes de la montaña y la naturaleza podrán disfrutar de los Apeninos en todo su esplendor, aprovechando la ocasión para visitar hermosas ciudades como Parma y Piacenza, o bien realizar un recorrido a pie, bicicleta o a caballo por los espléndidos parques y las maravillosas reservas naturales que atesora esta región. Y tras una intensa jornada de turismo, os invitamos a recargar las pilas disfrutando de la amplia oferta de centros termales de Emilia-Romaña, entre los que despuntan los balnearios de Salsomaggiore y Bagno di Romagna.
Además de todo el patrimonio histórico-cultural que atesora esta región italiana, la gastronomía es otro de los principales atractivos y puntos fuertes de Emilia-Romaña que seducirán al viajero de la mano de sus más tradicionales productos y recetas, a degustar con alguno de los excelentes vinos de la tierra como el Gutturnio, el frutto dei Colli Piacentini, el Trebbiano, el tradicional e híper conocido Lambrusco, o los Barbera, Sauvignon y Sangiovese. A continuación, os invitamos a descubrir algunas de sus más conocidas especialidades culinarias.
EL PARMIGIANO REGGIANO
Las provincias de Parma, Reggio Emilia, Módena, Bolonia y Mantua ostentan la auténtica denominación de origen del que probablemente sea uno de los quesos más famosos del mundo, el Parmigiano Reggiano. En este territorio se respeta al pie de la letra los preceptos tradicionales para la elaboración de este exquisito producto. De la tierra al forraje con el que se alimentan las vacas, pasando por el agua, e incluso el clima, todo contribuye a garantizar la calidad. Este queso se produce en estas provincias desde tiempos inmemoriales y, si te apetece saber más acerca de los métodos y procesos tradicionales de fabricación, podrás ampliar tus conocimientos en la materia visitando alguna de las múltiples queserías que encontrarás a tu paso.
EL JAMÓN DE PARMA
Notablemente diferente al jamón español, la existencia de esta delicia de carne porcina curada parece remontarse a la época de Aníbal, quien en el año 217 a. C., tras la batalla del Trebbia, fue recibido en Parma con un banquete en que se sirvieron "patas saladas de cerdo". En el método de fabricación del jamón de Parma el azar no tiene cabida, sino que se sigue un elaborado proceso. Las piezas de jamón, a las que por cierto, se les corta la pezuña; son dejadas secar en lugares adaptados para su curación llamados baliatici, prestándose una especial atención a este proceso para controlando que las temperaturas sean adecuadas para su correcto curado. Incluso la apertura y el cierre de las ventanas en estas instalaciones son controladas para evitar que las ligeras corrientes de aire puedan secar en exceso la carne, garantizando al mismo tiempo la aparición de ese gusto dulce típico del Jamón de Parma.
BOLONIA "LA GRASSA"
No te puedes ir de Bolonia sin haber probado sus especialidades culinarias. El apelativo "la grassa" es idóneo para la ciudad, pero no porque la cocina sea pesada, sino porque en esta provincia impera la alegría de vivir y el amor por los buenos embutidos. Empieza por la pasta al huevo casera, prueba un buen plato de tagliatelles boloñesa, preparados con el típico ragú, o los tortellinis en caldo y prosigue con un buen bocadillo de mortadela.
ESPECIALIDADES DE MÓDENA
El secreto del vinagre balsámico tradicional de Módena, producido a partir de mosto de uva cocido, obtenido de vides procedentes rigurosamente de la región de Módena, reside en su lento envejecimiento (en lugares apropiados como las buhardillas) que puede durar hasta 50 años. Unas temperaturas particulares, garantizadas por el clima del lugar, dan origen a este vinagre cuya principal característica es su gusto azucarado. En Módena y los alrededores hay numerosos fabricantes de vinagre, por lo que podrás disfrutar de unos auténticos circuitos gastronómicos. Las gotas de este vinagre exquisito acompañan a los risottos, las virutas de parmesano o la fruta. Pero Módena también es famosa por el buen vino. No te olvides de probar un vaso del excelente Lambrusco DOC.
LA PIADINA ROMAÑOLA Sin lugar a dudas la Piadina es uno de los platos más representativos de las provincias romañolas, siendo especialmente popular en la ciudad de Cesena. La piadina romañola se realiza con una masa hojaldrada elaborada con harina de trigo, grasa de cerdo o aceite de oliva, sal y agua, tradicionalmente cocido en un plato de terracota, aunque en la actualidad es normal elaborarlas en placas de metal. La torta realizada con la masa, que puede ser más fina o más gruesa en función de la ciudad y/o provincia, es rellena con diferentes embutidos o carnes como la salchicha, y otros elementos vegetales. No obstante, en la actualidad existen otras variantes más modernas que harán las delicias de los más golosos, como las piadinas rellenas de Nutella, crema de giandujia ( chocolate con avellanas típico de la región de Piamonte) o mermelada.
En Emilia-Romaña es posible sacarle el máximo partido a casi cualquier sitio. Tan solo debes elegir el lugar y el tipo de alojamiento que mejor se adapte a tus gustos y presupuesto, y disfrutar de su historia, paisajes, patrimonio cultural y sabrosa gastronomía.
Ciudad de ferias y de una gran actividad comercial, Bolonia, popularmente conocida como "la Grassa", puede presumir de contar con una de las iglesias más hermosas de toda Italia. Se trata de la emblemática Basílica de San Petronio, cuya preciosa fachada combina el estilo rustico con elegantes revestimientos de mármol. Los pórticos y plazas de la capital emilioromañola son dignos de admirar, siendo la conocida Piazza Maggiore y la adyacente Piazza de Nettuno, con su correspondiente fuente dedicada al dios de los mares, las más conocidas. Si quieres gozar de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, deberás afrontar los nada menos que 498 peldaños que conducen a la cima de la Torre degli Asinelli. El esfuerzo merece realmente la pena.
La ciudad romañola de Ferrara, considerada en su conjunto Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, todavía conserva prácticamente intacto todo el esplendor de la época renacentista. Una hermosa herencia presente en sus calles, plazas y otros tesoros artísticos como el célebre Castello Estense, una auténtica joya arquitectónica, y su no menos bella Catedral.
En Módena, reputada ciudad culinaria y patria de los famosos tortellini, la visita de la Catedral Románica y el precioso Campanario de la Ghirlandina, no pueden faltar en vuestra hoja de ruta. En la provincia homónima se encuentra la ciudad de Maranello, conocida entre los amantes del automovilismo por albergar el conocido circuito de fórmula del mismo nombre, así como la sede de la firma deportiva Ferrari, en cuyo museo podrán admirar los modelos más míticos de la casa automovilística más famosa del planeta, así como los diferentes trofeos y símbolos dejados por los pilotos más emblemáticos de la escudería italiana.
Otro lugar que cuenta con nada menos que ocho edificaciones declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es Rávena, la ciudad de los mosaicos. Las obras maestras que atesora esta urbe son un ejemplo de la importancia histórica de la que gozó en el pasado, llegando a ser capital de diversos estados y reinos, como el reino ostrogodo de Italia, nada menos que en tres ocasiones. Entre sus monumentos de obligada visita destaca la Basílica de S. Apollinare Nuovo, el Mausoleo de Teodorico y la Basílica de S. Apollinare in Classe, además del espectácular Mausoleo de Galla Placidia, cercano a la Basílica de San Vitale.
Faenza, ciudad rica en monumentos y con un notable legado histórico-cultural, goza de una gran fama internacional gracias a su antigua industria dedicada a la elaboración de cerámicaa, un arte que le remonta al siglo XIII.