La Maddalena es la perla de Cerdeña, un condensado de granito y de agua turquesa, protegido desde 1994 por su estatus de parque nacional terrestre y marino. De hecho, el archipiélago está protegido desde hace mucho tiempo puesto que en muchos lugares el parque natural solo sustituye las zonas militares completamente vírgenes. Frente a las costas noreste de Cerdeña, el archipiélago está compuesto de siete islas, pero la actividad se concentra en la Maddalena, que alberga la única ciudad. Las otras islas están deshabitadas.

El mejor medio de disfrutar el archipiélago es poder alquilar un barco privado y navegar de cala a islote, cada cual más sublime que el anterior. Si no tienes presupuesto suficiente, en el puerto de Maddalena, se ofrecen muchas excursiones en barco durante el día para acceder a las distintas playas. Por tierra, hay que coger el ferry en Palau. Salen cada 15 minutos con destino a las islas de Maddalena y de Caprera en coche, en scooter o en bicicleta. En Maddalena es suficiente que des una vuelta pequeña por la turística ciudad antes de lanzarte a buscar los magníficos panoramas sobre el archipiélago que ofrecen los puntos altos, empezando por el fuerte de Guardia Vecchia. La isla de Caprera es mucho más salvaje, un paraíso para los amantes del senderismo. Muchos caminos señalizados permiten acceder a pie a las calas más hermosas, inaccesibles por carretera. No te puedes perder la punta Galera o la cala Coticcio. El pinar de la isla también es especialmente bonito, mientras que la Maddalena no tiene ni un solo árbol.