Al llegar a la Spezia en trasbordador, se captan, como bandas de diversos colores, los diversos espíritus de esta ciudad. En el agua, las barcas atracadas simbolizan el eterno vínculo entre los habitantes de la Spezia y el mar. Las palmeras, un poco más arriba, son un recuerdo de la época posterior a la unión cuando, con la instauración en la Spezia del Arsenal Real, el crecimiento económico se unía a la necesidad de humanizar la atmósfera con plantas y jardines. En un tercer nivel, se alzan los edificios del centro histórico, entre los cuales discurren lentas las callejuelas y pórticos de las áreas peatonales. Más arriba se encuentra el Castillo de San Jorge. A esta fortaleza, construida entre los siglos XIV y XVII, se llega siguiendo una de las escalinatas que suben de Via Prione. Al llegar al castillo la perspectiva se invierte. Se ve la ciudad, con los edificios, salpicados por el verde de los jardines del siglo XIX, el puerto, las embarcaciones, y al fondo la extensión del mar.