Fue fundada por los habitantes de Helvia Ricina, quienes en el 408 asistieron a la devastación de su ciudad por los visigodos y vinieron a refugiarse aquí, a Macerata, que se erige sobre una colina. Tranquila y silenciosa, la ciudad está envuelta de la atmósfera distendida de los campos que la rodean y en sus calles se conserva el antiguo esplendor de los siglos XVI y XVII. El Palacio de los Priores, la galería de los Mercaderes y la Torre del Reloj, todos ellos construidos en ese periodo, asoman en la Piazza della Libertà. A poca distancia de allí, el Sferisterio merece ser visitado: se trata de un extravagante edificio construido en el siglo XIX para albergar el "pallone al bracciale" (un antiguo juego regional en el que la pelota se golpea con un utensilio de madera sujeto a la mano de los jugadores). El edificio, que recuerda el estilo palladiano, tiene capacidad para acoger a alrededor de 7.000 personas, antiguamente espectadores de las competiciones y hoy aficionados a la ópera que acuden cada verano durante la temporada lírica.