Situada en la orilla del Po, justo en el cruce entre las antiguas vías Flaminia y Postumia, Piacenza siempre ha sido punto de paso de mercantes, guerreros, peregrinos y artistas. La ciudad alcanzó su máximo esplendor en el siglo XV cuando los Farneses hicieron de ella la capital de su ducado. Son numerosas las huellas que ha dejado la dinastía en el territorio de la ciudad. La primera de todas, y parada obligatoria para visitar Piacenza, es el Palazzo Farnese. Construido en 1558 por deseo de Margarita de Austria, el majestuoso edificio se divide en tres plantas, entre salas decoradas, museos y una pinacoteca que aloja, entre otros, un cuadro de Botticelli. En recuerdo al genio militar de Alessandro Farnese, en aquella época el mayor caudillo de Europa, y de su hijo Rannuccio, quedan en la Plaza Cavallli dos preciosas estatuas ecuestres. Pero la historia de Piacenza también es la historia de la época comunal, de la que data la construcción del Duomo y la Iglesia de San Francisco. En la Galería de Arte Moderno Ricci Oddi encontrarás una rica colección de obras de arte moderno y, en el Colegio Alberoni, entre la sucesión de tapices flamencos y el Museo de Ciencias Naturales, la Pinacoteca esconde el cuadro ?Ecce homo? de Antonello da Messina, obra maestra del arte renacentista.