El centro de la ciudad, lo más característico de la ciudad, se encuentra sobre un islote comunicado con la ciudad nueva a través de dos puentes. El barrio antiguo es un laberinto de callejuelas que se extienden y se cruzan hasta desembocar en plazoletas secretas. Tradicionalmente, el centro histórico se divide entre una parte baja y una alta. Esta división data del siglo X a. C., cuando la acrópolis se extendió hacia el mar. La particularidad única de Taranto de esta extensión reside en su posición geográfica: el emplazamiento muestra importantes desniveles entre ambas partes. Entre los 9 y los 12 metros hasta un máximo de 20 metros, el desnivel puede observarse a simple vista entre el Vico Cosa y el Arco Cosa. La atmósfera especial de la ciudad se debe sobre todo a sus edificios decorados. Si se pasea con la nariz apuntando al cielo se pueden distinguir las formas monstruosas de los "doccioni" o "sgocciolatoi" (canalones) (en Via Duomo o Via Garibaldi) Estas máscaras de piedra de rasgos particulares se sitúan bajo las cornisas y sirven para canalizar el agua de lluvia. Finalmente, ya saliendo del barrio antiguo, os espera una caminata por el paseo marítimo Vittorio Emanuele II. Es destacable la «palazzata», una serie de majestuosos edificios frente al mar.