De una belleza cristalina y glacial, Trieste se imagina en una jornada de invierno, con el mar agitado y el viento boreal soplando impetuoso. Cercada por el Adriático al sur y el Carso al norte, último tramo de tierra italiana antes de la cercana Eslovenia, durante siglos fue terreno de conquista. Primero romana, luego territorio de la República de Venecia, pasando por último a la corona austriaca, conserva las huellas de estas diversas dominaciones. En la ciudad se pueden visitar iglesias de todos los cultos y religiones, que testimonian la multitud de influjos en la cultura de la ciudad. Majestuosa y elegante, Trieste ha sido la patria de algunos importantes escritores del siglo XX (Svevo, Joyce, Saba), que se encontraban en los famosos cafés del centro. Literatura y música, historia e interculturalidad, pero también sencillamente belleza. Piazza Unità d'Italia, que continúa hacia el mar en el Molo Audace, y el castillo de Miramare, convertido en el símbolo de la ciudad, ofrecen espectáculos visuales que no te puedes perder.