A pesar de su aspecto estirado y su fama de ciudad industrial gris, Turín ha logrado cambiar su imagen con éxito. Para acoger los juegos olímpicos de invierno de 2006, arquitectos de todo el mundo, como Jean Nouvel, Aimaro Isola y Renzo Piano, trabajaron en la renovación de la ciudad: suprimieron almacenes vetustos, y sanearon los barrios más envejecidos?
El plano de ordenación de la ciudad establecido en 1995 ya incluía la previsión de tres grandes porciones de territorio. Así, al norte, al lado de una lonja translúcida, la antigua factoría de gas se transforma en un polo universitario importante, con su tejado de rombos, obra de Norman Foster, y algo más lejos y con la firma del suizo Mario Botta, la chimenea de una fábrica se convierte en campanario de una iglesia. Al oeste, los terrenos industriales situados a lo largo del antiguo ferrocarril se convierten en un eje futurista (la Spina Centrale), mientras que en el sur la antigua villa olímpica se ha convertido poco a poco en barrio residencial.
El objetivo es crear una red en la que los sistemas de tráfico subterráneos convivan con los trazados más clásicos para que la comunicación sea más fluida. Por este motivo, la nueva línea de metro llega hasta la Escuela Politécnica y se ha construido una red de ferrocarriles.
La ciudad de Turín, situada a lo largo del Po, el río más largo de Italia, cuenta también con numerosas obras del barroco: iglesias, plazas y pórticos... También se han realizado grandes trabajos de rehabilitación para actualizar estos monumentos. De la misma manera que en la Venaria Reale, la primera residencia de casa de la familia Saboya, construida en el siglo XVII. La Venaria Reale, cuartel militar desde la época de Napoleón hasta la segunda guerra mundial, no tenía muebles. Después de haber intentado destruirla en los años 60, se ha convertido en un museo que rinde homenaje a la familia Saboya. El proyecto de restauración, financiado por la Unión Europea y la región del Piamonte, se centró en varios puntos: la restauración de los jardines basándose en modelos franceses e italianos; en el interior, la adquisición de muebles provenientes de otros museos de Turín y de Europa; la creación de un recorrido de visita que realza la arquitectura y que cuenta la historia del Piamonte del siglo XVII hasta la llegada de Napoleón, y finalmente la idea de un diálogo permanente entre lo contemporáneo y lo clásico.
Con una avanzada tecnología, Turín también es la primera ciudad que ha experimentado la "Iluminación de los artistas", la puesta en escena y la iluminación de varios monumentos de la ciudad que se repite todos los años a lo largo de bastantes semanas.
Encuentra el vuelo a Turín más barato gracias a nuestras ofertas de preciosFotos: Stéphanie Chemla y TurismoTorino
El mercado de la Crocetta, abierto de lunes a sábado, propone todo tipos de prendas de vestir, desde las de diseño a las de mercadillo.
El mercado de Porta Palazzo con sus 900 vendedores, muy pintoresco, ofrece una gran variedad de productos. Después de la segunda guerra mundial, solo trabajan en el los italianos del sur, motivo de su importante mezcla social. Por ello contaría con el "alma turinesa del sur de Italia".
La Spina Centrale, el antiguo barrio industrial, se ha convertido en un eje de comunicación que conecta el centro histórico con el Lingotto. Fue concebido por un estudio de Milán. Al lado del Lingotto, el Arco Olímpico de 65 metros de altura esboza una bella perspectiva.
Finalmente, a tener en cuenta si eres amante de los zapatos, Turín cuenta con innumerables tiendas e incluso aunque no sean más baratas que en otros países europeos, es un placer pasearse a lo largo de la vía Garibaldi.
La Pinacoteca Agnelli diseñada por el arquitecto Renzo Piano alberga 25 obras de la colección privada de esta familia ligada a la ciudad de Turín.
En cuanto al Museo Egipcio, acoge tesoros de la civilización faraónica.
El ascensor de cristal de la Mole Antonelli, donde se encuentra el divertido museo del cine, vale la pena. Absténganse los que sufran de vértigo. La Mole, inaugurada el mismo año que la Torre Eiffel, tuvo el mismo impacto entre los ciudadanos de Turín. Al principio era el proyecto de una sinagoga. Después del rechazo de la comunidad judía, se cedió a la ciudad antes de convertirse en el año 2000 en el museo de cine del Hollywood italiano, con más de 9 000 objetos en exposición.
La Venaria Reale, apodada la pequeña Versalles, con su jardín de 80 hectáreas, es un buen lugar para ir a pasear. Solo un año después de su apertura ya ha recibido cerca de 950 000 visitantes.
La iglesia del Santo Volto, una de las más grandes de Europa, ocupa el lugar de una antigua fábrica. Conserva las 7 chimeneas industriales originales, una de las cuales sirve de campanario, y está construida con materiales como el ladrillo, la madera y la piedra roja de Verona. El contraste entre el interior y el exterior es sorprendente.
Los pases de chocolate o café pueden ser interesantes para seguir un itinerario goloso: una oportunidad para descubrir las cafeterías históricas de la ciudad, a menudo con decoraciones teatrales. Un carné de 10 cupones válido 24 horas (10?) ó 48 horas (15?) sirve para varias personas.
En cuanto a los amantes del esquí, encontrarán estaciones a tan solo 2 horas de carretera, sobre todo en el Valle de la Suze.
Los turineses son bastante susceptibles y no les gusta que se les compare con el resto de Italia. Por tanto, ¡prudencia!
Los amantes de la buena comida encontrarán en Turín una amplia selección de productos de calidad. Comenzando por el gianduja. Creado en 1870 para hacer frente a una carencia de cacao, se añade avellana a sus ingredientes, riquísimo... Junto a los chocolateros tradicionales, los nuevos creadores ofrecen mezclas atractivas, surgidas de una investigación científica.
No te olvides de probar el bicerin, una bebida de chocolate, leche y café. Pero es mejor no haber tomado antes toda una comida tradicional?
El aperitivo, un verdadero rito turinés se repite dos veces al día. Al mediodía y por la noche, los jóvenes y los no tan jóvenes se dan cita alrededor de un buffet compuesto de colines, embutidos, aceitunas y quesos, acompañados a menudo de un vermú (bebida creada en 1786 en la esquina de vía Viotti con la piazza Castello).
Una buena idea para los golosos: Eataly. Este supermercado de lujo ofrece una gran variedad de productos italianos. Desde las pastas clásicas a las salsas más creativas, pasando por las especies, los chocolates y las salsas, la oferta es muy amplia. Te aconsejamos sobre todo llevar una maleta grande para llevarte todo lo que quieras. Sino, tienes que probar sin duda los giandujottis, los ganaches de nueces típicos de Turín.
Los aficionados a los coches también se pueden llevar, del museo Carlo Biscaretti, una miniatura de la colección procedente de la capital del diseño de automóviles.
Bolsos, joyas, accesorios... en Turín la moda les gusta tanto a los hombres como a las mujeres y las calles del centro están repletas de grandes tiendas y de pequeños tenderetes.