Vercelli

Vercelli es una ciudad de belleza discreta que conserva en su centro histórico algunos monumentos de valor. En pocos centenares de metros podréis descubrir algunos rincones repletos de arte y de historia. El itinerario empieza en el Dugentesco, antiguo albergue del siglo XIII destinado a hospedar a los peregrinos. Al salir nos encontramos ante la fachada en piedra verde de la basílica de San Andrés. Su estructura imponente, con claustro, varias capillas y una bellísima sala Capitular, sorprende por su armonía de formas. Vale la pena explorar en todos sus ambientes este maridaje entre arte románico y gótico con influencias normandas y provenzales. A continuación se prosigue por la Piazza Sant'Eusebio, rodeada de árboles seculares y embellecida por el Duomo. Su estructura ha sido modificada varias veces: presenta una fachada neoclásica en contraste con el patio interior barroco diseñado por el genio de Filippo Juvarra. Dedicada a San Eusebio, la iglesia conserva un crucifijo de gran valor en plata que data del año 1000, el ejemplar más grande de esa época que se ha conservado hasta nuestros días.