Destino para hacer Safaris por excelencia, Kenia es la tierra de los grandes depredadores, pero también del pueblo Maasai. El pueblo, que se asentó en el siglo XVII, aún conserva el estilo de vida tradicional. La fauna ha hecho famoso al país: desde los lagos del Valle del Rift hasta las llanuras de Tsavo. El parque nacional más conocido es la Reserva Nacional Maasai Mara, situada en el sudeste de Kenia, un territorio colectivo con el Parque nacional Serengueti de Tanzania. Los animales viajan de un país al otro durante la Gran Migración. Cruzar el rio Mara es una aventura espectacular. La lista de especies que se pueden encontrar es innumerable: desde leones, hipopótamos, cebras, ñus, hienas, guepardos escondidos en las ramas huecas de los árboles, etc. Para llegar, hay dos posibilidades: en avión durante una hora de vuelo; en coche o bus, durante 250 kilómetros por autopista. La aventura comienza tan pronto como descubras las carreteras de Kenia. El viaje dura al menos seis horas. Antes de llegar al lugar, tienes que pagar una tarifa de entrada al alojamiento que se incluye dentro de la reserva.
Nairobi es la capital de Kenia desde 1905. Situada a 1660 metros de altitud, la urbe goza de un clima agradable durante todo el año. Su arquitectura no es particularmente destacable, pero debido a sus construcciones recientes, tiene espacios para parques y jardines, que la convierten en una ciudad muy espaciosa. La atmosfera que se respira es perfecta para relajarse. Visita el Kenyatta International Conference Centre, el Parlamento, el mausoleo de Kenyatta, la gran mezquita de Jamia o algunos de los edificios coloniales más destacados (Pan African House, McMilan Memorial Library...) Una amplia variedad de actividades culturales y nocturnas para pasar unas vacaciones de lujo. Nairobi constituye el punto principal de inicio para las travesías por el monte. La reserva más cercana a la ciudad es el Parque Nacional de Nairobi, situada a 7 kilómetros de la ciudad.
Mombasa es la ciudad más grande de la costa de Kenia y el puerto comercial más importante en la costa este de África. Su casco antiguo, que se encuentra en una isla coralina de 13 kilómetros cuadrados, tiene muchos vestigios, herencia de la ocupación portuguesa y omaní (desde el siglo XVI). Entre viajas casas blancas con puertas talladas minuciosamente, caminos sinuosos que te llevarán al Fuerte Jesús (un bastión construido por los portugueses para proteger la ciudad) o la mezquita de Mandhry. Sus influencias coloniales dan un encanto particular a la ciudad. Las playas de la costa norte y sur tienen la ventaja de ser una de las más cálidas del Océano Indico.
La selección de objetos artesanales es muy amplia en Kenia: Las esculturas filiformes (macondos) y los bibelots de madera, de más o menos calidad, o en piedra de jabón llenan los escaparates; además, puedes encontrar artículos masai (collares, calabazas, escudos y lanzas), artesanado árabe, piedras preciosas y estopillas africanas. El mejor lugar de Nairobi para realizar unas compras es el City Market. En Mombasa hay que acudir al poblado Akamba Handicraft, uno de los poblados de artesanos más grandes de África (4.000 personas, al oeste de Mombasa): en él se fabrican esencialmente objetos de madera destinados a su venta en el resto del país. Aquí no se regatea ya que los precios son razonables; el lugar merece una visita.
La cocina keniana cuenta con influencias variopintas (árabe, portuguesa, inglesa, asiática e india) y es una de las más ricas y variadas del África subsahariana. Carne, marisco, cocina con especias, especialidades chinas, chutney indio y cocina típica francesa, entre otras: tanto en Nairobi como en Mombasa, el turista podrá encontrar una mesa de su gusto entre toda la oferta de restaurantes.
En el plano étnico, Kenia es históricamente un país diferente, ya que cuenta con pueblos que provienen de todas partes del continente. Al contrario de lo que se suele pensar, estas múltiples etnias han cohabitado de manera pacífica hasta la colonización, decidiendo colaborar entre ellas en vez de ser enemigas. Las tradiciones propias de cada tribu perduran en las zonas campestres (aún hoy en día el método del trueque está extendido). Es algo de lo que alegrarse, salvo en el caso de ciertas prácticas referentes a la condición de la mujer: los kikuyo y algunas tribus del norte de Kenia, por ejemplo, continúan practicando la ablación.
La población de la costa es en su mayoría de creencias musulmanas, por lo que es recomendable llevar consigo ropa decente y no bañarse desnudo. En las ciudades también se recomienda que las mujeres se cubran los brazos y las espaldas con un chal.
Los trayectos en las reservas y en las carreteras se realizan por lo general en minibús o en un vehículo con tracción 4X4. Si alquilas un coche, es aconsejable circular por tramos cortos, ya que el estado de las carreteras no es el mejor, sobre todo entre Nairobi y Mombasa, tras el paso del ciclón El Niño.
En ciudad son preferibles los taxis individuales a los matatu, minibuses abarrotados y de poca seguridad que funcionan como un medio de transporte común.
Si viajas a Kenia para observar animales evita hacerlo en épocas húmedas o cercanas a éstas; es aconsejable temporadas secas en las que los animales se reúnen en torno a zonas con agua.
Los trayectos individuales en la región del norte de Kitale, Samburu y Garisa, así como la carretera entre Malindi y Lamu, no son nada aconsejables debido a la inseguridad y al riesgo de un ataque de bandas armadas somalíes.
Es preferible recurrir a un guía para aventurarse en el parque de Masai Mara. Asimismo, a pesar de estar autorizado, evita las zonas fuera de pista para preservar la vegetación.
Si cuentas con la posibilidad de acercarte al noroeste del país, en dirección a Eldoret, procura hacer una parada en el pequeño pueblo de Iten, en las llanuras altas. El Rift Valley, por su parte, ofrece unas vistas panorámicas excepcionales.
Los Masai eran, antes de la colonización, una de las tribu más respetadas y prosperas del continente africano. A pesar de que hoy en día están explotados como un producto para turistas en los accesos a las reservas, merecen el mejor de los respetos. La mejor manera de mostrárselo es pedirles permiso antes de sacarse una foto con ellos, y si es posible con una sonrisa.