El archipiélago de Guadalupe se compone de cinco paradisiacas islas cada una con sus propios encantos. Aunque los cocoteros y las playas de arena blanca bañadas por aguas estén presentes en todas ellas, el ambiente y los paisajes son muy diferentes. Mientras que la Désirade es un islote casi desierto que recuerda a los paisajes de la Bretaña francesa, Grande-Terre atesora las ciudades costeras más importantes y frecuentadas. Basse-Terre, dominada por el volcán, ofrece un panorama mucho más salvaje, siendo la preferida de los viajeros más aventureros y de los apasionados del senderismo. En el caso de Marie-Galante y les Saintes, las infraestructuras para el desarrollo del turismo continúan avanzando poco a poco, incrementando el número de visitantes año tras año gracias a sus generosas playas de aguas cristalinas en las que relajarse disfrutando de un típico un ti-punch. Y es que Guadalupe es un destino del que debe de hablarse en plural, ya que las posibilidades que ofrece este territorio caribeño son de lo más variadas.
Región de ultramar de soberanía francesa, Guadalupe es un destino que invita a soñar. Este vivaz territorio donde la naturaleza se expresa sin censura alguna, ofrece más de mil lugares, cosas y experiencias al visitante. Popularmente conocida con el apido de « isla mariposa», ésta está dividida en dos grandes espacios: Basse-Terre y Grande Terre.
Basse-Terre está situada al Oeste de Guadalupe. Las increíbles playas de Grande Anse y Deshaies, las cataratas de Carbet en Capesterre-Belle-Eau, Bouillante, Sainte Rose, Pointe-Noire...la mayoría de su territorio está dominado por la naturaleza que se expande por debajo de la cima del volcán de la Soufrière. Culminando a 1467 metros de altitud, la Soufrière está rodeado de un espacio protegido que conforma el parque nacional homónimo. Con su cima a menudo tapada por las nubes, este relieve dota a esta parte de la isla de un clima notablemente más húmedo. No obstante, este lugar es perfecto para realizar treks y excursiones en plena naturaleza que te permitirán descubrir los espacios vegetales endémicos, y los numerosas rutas para la práctica del senderismo, sin olvidarnos de las aguas termales presentes en sus dominios.
Al Este de Guadalupe, Grande Terre aglutina un sin fin de ciudades portuarias repletas de hoteles y resorts que rodean las hermosas playas de Sainte Anne, Le Gosier y Saint François. Las aguas cristalinas ricas en diversas especies de fauna marina convierten a este lugar en un excelente spot para la práctica del submarinismo y el buceo. De igual manera, esta parte de las Guadalupe es idónea para la práctica de deportes náuticos y el surf en varias de sus disciplinas.
Pero este archipiélago no ofrece solo playas de ensueños rodeadas de una frondosa vegetación de corte tropical, ya que también pone a disposición del viajero salvajes litorales y escarpados litorales similares a los de la región francesa de Bretaña, numerosas playas vírgenes donde bañarse prácticamente solo, hermosos campos y tierras de cultivo dedicados a la caña de azúcar que se extienden hasta donde la vista alcanza, e incluso pequeñas poblaciones rurales en las que todavía pueden apreciarse antiguas carretas y carromatos tirados por bueyes que te transportarán al pasado, entre otros sorprendentes atractivos.
Al margen de estos dos territorios, que son sin duda los más frecuentados por los turistas, la Désirade, les Saintes y Marie-Galante bien merecen un viaje a parte. Y es que estas tres islas cuentan con un encanto sin parangón, en las que la naturaleza se impone a lo largo de todos sus dominios.
Ubicado a unos 30 kilómetros de la zona central de Guadalupe Marie-Galante es la tercera de las islas de las Antillas Francesas. Poco a poco la isla va abriéndose cada vez más al turismo, siendo la explotación de la caña de azúcar y la pesca las dos principales actividades de su economía. Pero Marie-Galante es mucho más que un lugar en el que realizar una simple excursión, ya que brinda a los visitantes un montón de atractivos. Paradisiacas playas, deportes náuticos y marinos, visitas a sus tradicionales molinos y destilerías de ron, y como no podía ser de otro modo, una amplia gama de maravillas naturales que cautivarán el corazón del viajero. Aunque pueda parecer un tanto exagerado hablar de ciudades en esta isla, existen dos grandes poblaciones que sin duda merecen una visita. La primera de ellas, Grand-Bourg, cuenta con un puñado de pintorescas casas de madera, así como de una preciosa iglesia. Por otro lado, Capesterre es conocida por ser un centro de peregrinaje durante las fiestas de Santa Ana, contando además con unas playas para quitarse el sombrero.
Situada al sudoeste de Marie-Galante, a la entrada de Grand-Bourg, el viajero se encontrará con las últimas casas tradicionales de madera que quedan en pue. La iglesia de Notre-Dame de Marie-Galante merece una visita. Su estructura interna de madera cubierta de una capa de pintura azul turquesa que resulta impresionante. No muy lejos de las ciudad puede visitarse la reconstrucción de las antiguas ruinas de la fábrica de Trianon, dedicada a la industria de la caña de azúcar.
Capesterre es la segunda ciudad más grande e importante de la isla. Su atracción más destacada es la capilla de Santa Ana, tallada en la roca de un acantilado. Este es el más importante lugar de peregrinaje para los habitantes de la isla. Pasar un par de días en este lugar permitirá al viajero disfrutar de la magnífica plata de Feuillère, además de contemplar el antiguo alambique de cobre de la destileria de Le Salut, el cual todavía sigue estando operativo para la elaboración del delicioso ron guadalupeño.
Las principales y más aclamadas ciudades costeras de Guadalupe son : Le Gosier, Sainte-Anne et Saint-François, las cuales están dotadas de largas playas de arena blanca bañadas por las aguas del océano Atlántico, al Sur de Grande-Terre. En ellas se concentra la mayoría de hoteles y resorts comercializados por los turoperadores que operan en la región, siendo particularmente numerosos en Gosier, la ciudad más cercana al aeropuerto de Pointe-à-Pitre, ubicado a tan solo un cuarto de hora en coche. Más salvaje y menos frecuentada, la zona de Basse-Terre también reúne algunos establecimientos hoteleros, ofreciendo un tipo de playas bien diferentes a las anteriores, de arena gris o negra.
La mayoría de los paquetes propuestos por las agencias de viaje incluyen la estancia en resorts de 3 o 4 estrellas con diferentes animaciones y actividades tanto durante el día como por la noche. También son muchas las residencias hoteleras cuyas habitaciones están equipadas con una pequeña cocina, pero que también propinen una pequeña oferta de restauración (opcional) y a veces incluso algunas animaciones. Los hoteles al uso (sin animaciones) ofrecen solo alojamiento y servicio de restauración. Los hoteles tipo club que proponen la formula "todo incluido" son muy poco numerosos. Si optas por un alojamiento de este tipo, la tarifa incluye la práctica de todas las actividades lúdicas y deportivas, salvo los deportes de motor.
Algunos viajeros dicen que la hospitalidad de los guadalupeños no es precisamente la más cálida, pero esto seguramente sea porque no se han movido por los lugares adecuados. En las zonas del interior, donde se encuentran las grandes plantaciones de caña de azúcar, a primera hora de la mañana en los mercados y lonjas de pescado, a la hora del aperitivo en un pequeño bar o chiringuito, prácticamente en cualquier lugar encontrareis hombres y mujeres de gran corazón que estarán encantados de contaros la historia de su isla y el amor que sienten por ella.
No conviene ser demasiado exigente con los prestatarios de los servicios en virtud de mantener vuestro buen humor. A la hora de practicar actividades náuticas, el mejor lugar se encuentra en Marina-du-Fort, en la periferia de Pointe-à-Pitre.
Informaciones útiles:
En las playas situadas en la costa atlántica (Grande-Terre) el viento es mucho más fuerte que en las de la costa caribeña (Basse-Terre), mejor protegidas de los vientos alisios.
A la hora de encontrar un restaurante, la dirección de un negocio o un hotel, te aconsejamos hacerte con la pequeña huía de bolsillo Ti Gourment, que puedes conseguir gratuitamente en las oficinas de turismo, comercios, hoteles y mayorúia de restaurantes.
Marie-Galante es una isla realmente apacible que invita al viajero a tomarse su tiempo para saborearla sorbito a sorbito. Ésta ofrece una visión de conjunto de lo que era Guadalupe hace 30 años. Los viajeros que acuden hasta este lo hacen para reposarse durante una semana o bien para complementar su estancia tras una visita a las islas principales de Guadalupe.
La isla de Marie-Galante atesora algunas de las playas más bellas de las Antillas francesas. La playa de Feuillère, al sudeste, cerca de Capesterre, es un pedacito de paraíso de arena dorada y aguas color turquesa.
En el norte, el camino que conduce hasta Caye Plate ofrece una vista espectacular sobre las bahías de Bois d'Inde et Piton, con sus escarpados pero hermosos acantilados que parecen fundirse con el mismo mar.
En 1930, Marie Galante contaba con más de cien molinos utilizados para moler la caña de azúcar. La visita del molino de Bézard y del de Agapit te permitirá sumergirte en la historia ligada producción y manufactura de esta materia prima.
Por último, en tu hoja de ruta no puede faltar la visita del château Murat, en las cercanías de Grand-Bourg, una de las últimas construcciones criollas que quedan en la isla.
Los nuevos visitantes se sorprenderán por la indolente acogida de los gaudalupeños. Con humor, sencillez y paciencia se puede establecer una relación cordial consistente.
Para no molestar, pide permiso a una persona antes de hacerle una fotografía.