Razones para escaparte a Luxemburgo no faltan. Empezando por la gastronomía: el país tiene el record de estrellas Michelin por habitante. Daros el gusto de una pausa de fin de semana golosa. La ciudad de Luxemburgo sólo está a 2h10 de París en tren. Prever al menos dos noches, la capital del ducado posee muchos museos y monumentos históricos.
El país se divide en 5 regiones. La primera de ellas no es otra que la capital, Luxemburgo, dónde podremos descubrir una arquitectura típica y numerosos museos. La segunda se denomina la Pequeña Suiza (el Müllerthal) por su naturaleza salvaje que nos permitirá dar bonitos paseos. Testigo del pasado minero e industrial del país, las Tierras Rojas ofrecen un paisaje de minas para descubrir. Podemos aprender más sobre esto en el museo nacional de las minas de Rumelange. Otra región es la de Ardenas, conocida por sus numerosos parques naturales. Allí también podrás visitar la casa de Victor Hugo, exiliado de junio a septiembre de 1871 en Vianden. Y por último, la región de la Mosela dónde podremos admirar los viñedos de Luxemburgo y degustar sus productos.
El museo de Historia de Luxemburgo ciudad cuenta la evolución arquitectural y urbana de la ciudad, así como la historia social y cultural de los dos últimos siglos. El palacio Gran-Ducal, renovado en 1995, es la residencia del soberano desde 1867 y está abierto a visitas por las mañanas. Pasearos por el parque natural germano-luxemburgués que es primer parque transfronterizo de Europa. Es preferible acudir en primavera cuando las orquídeas están totalmente radiantes.
También hay que saber que existen muchos festivales durante la sesión turística (los más conocidos la Primavera Musical de marzo a mayo o el Carnaval de Culturas de julio a septiembre). Aprovechad este ambiente tan colorido pero no os olvidéis de reservar con tiempo, los hoteles se llenan muy pronto para esos periodos.
Para circular libremente por el ducado, obtengan la Luxembourg Card (en los despachos de información turística, cerca de las paradas de transporte público o en la recepción de los hoteles más importantes). Válida 1,2 o 3 días, permite de utilizar libremente la red de transportes común y de visitar más de 55 sitios turísticos. También existe la Museeskaart, válida 3 días que proporciona acceso a los museos más importantes de Luxemburgo. La podemos utilizar en el Casino Luxembourg, en el museo de Historia, en la Villa Vauban, en el museo nacional de Historia del Arte, en el museo nacional de Historia natural así como en la oficina de turismo de la ciudad.
Tu compra se centrará especialmente en la gastronomía. Encontrarás jamón de Oesling, salchichón, morcilla de Norbert Berg, en la Ciudad de Luxemburgo. El mejor lugar para las habas secas es Kaempff-Kohler. Encontrarás bonitos objetos para tu casa en Villeroy y en la tienda de loza de Boch, en la calle Rollingergrund. El mercado de la plaza Guillermo II es el especialista en productos de granja. Las tiendas abren de 08:00 a 12:00 y de 14:00 a 18:00 entre semana. Cada vez hay más tiendas que no cierran a mediodía. Cierran los domingos y los lunes por la mañana.
La cocina de Luxemburgo es variada, sencilla y se inspira en las tradiciones alemanas, belgas y de la región francesa Lorena. El plato nacional, rústico y sabroso, es el pescuezo de cerdo con habas de la huerta. En Oesling, preparan un suculento jamón ahumado con fuego de leña de haya o de roble. La cocina luxemburguesa es una cocina paisana donde las patatas están a la orden del día. Podréis degustar un Kuddelfleck (ojo, no le gustará a todo el mundo) que son tripas de estómago de buey, empanado y frito. Muy ligero, no? Para algo mas light, probar la supa de judías verdes (bouneschlupp). Los amantes de la caza deberán esperar hasta otoño para degustar un buen jabalí. Si no os gusta mucho la carne, no os preocupéis, también hay mucho pescado. De postre, en verano podréis degustar una buena tarta de pasas y ciruelas.
Los amantes de la cerveza han de probar la Gambrinus Battin, conocida por ser fina y con más lúpulo que las otras. El buff es un digestivo amargo inventado en 1860. Varios licores son típicos para terminar las suculentas comidas. Luxemburgo también tiene vinos de buena calidad en el valle de Moselana.
Las costumbres luxemburguesas tienen mucha influencia francesa y alemana. Como español, iréis a dar dos besos, ¡error! No hay besos en Luxemburgo, dar la mano basta. Lo mismo con los semáforos en rojo, ¡ni se os ocurra cruzarlos! Aquí como en Alemania, hay que esperarse hasta que esté en verde, aunque no venga ningún coche. Las calles están muy limpias por lo que hay que evitar tirar nada al suelo.
Para disfrutar al máximo del Gran Ducado de Luxemburgo, os aconsejamos ir entre mayo y septiembre. Allí podréis utilizar los transportes en la ciudad de Luxemburgo. Si queréis visitar otras ciudades, vale la pena alquilar un coche. Las carreteras son excelentes y las autopistas gratuitas. En ciudad, intentad aparcar bien puesto que hay muchos policías y no tendrán ningún reparo en poneros una multa.
En cuanto al alojamiento, lo único complicado es elegir. Hay numerosos campings y muy bien equipados. Se encuentran generalmente en mitad de la naturaleza, ideales para vacaciones en familia. Otro tipo de alojamiento son los hoteles. Hay que saber que son un poco caros y no muy modernos. Si os interesa conocer la cultura, optad por vivir con locales: os propondrán habitaciones o incluso chalets.
Luxemburgo también es un lugar para deportistas. Podréis practicar bici, senderismo, equitación, canoa, kayak o escalada.