Viajar a Malasia es descubrir un país de múltiples facetas. Compuesto por una parte peninsular y el norte de la isla de Borneo, la mayoría de las ciudades malayas han sido construidas en el medio del vasto bosque tropical que cubre una importante parte de su superficie. Kuala Lumpur, la capital del país, y sus inmensos edificios dejan paso a una increíble y misteriosa jungla que invita a los viajeros a perderse entre su frondosa vegetación. Se trata del lugar ideal para los viajeros que quieran prácticar actividades como el senderismo o el rafting.
Kuala Lumpur, esconde joyas culturales que bien merecen la pena ser visitadas. Se trata de una increíble combinación de arquitectura contemporánea con influencias coloniales, que presenta un curioso equilibrio entre el pasado y el futuro de esta gran urbe. La ciudad posee lugares mágicos, empezando por las imponentes torres Petronas, símbolo de la ciudad y de la prosperidad económica del país a finales del siglo veinte. Desde la cima de sus 451 metros de altura, el visitante podrá disfrutar de un sublime espectáculo articulado por las arterias de la ciudad, especialmente cuando cae la noche. En vuestra hoja de ruta no puede faltar la visita de la famosa plaza de Merdeka, con ele espectacular monumento en honor al Sultán Abdul Samad. También es imprescindible visitar el barrio chino, el mercado central, el parque de los pájaros, los jardines del lago, el tempo Sri Mahamarianan y el Museo Nacional.
La ciudad portuaria de Malacca es una parada incluida en la mayoría de circuitos turísticos que se realizan en Malasia. Se distingue de las otras ciudades malayas por la gran diversidad cultural que la carácteriza. Indios, chinos, árabes, portugueses, holandeses e ingleses cohabitan más o menos pacíficamente. El barrio chino acoge pequeños anticuarios o tiendecitas con encanto. Además, la ciudad también incluye un barrio indio y un barrio portugués. En el centro histórico de la ciudad, la Christ Church, una magnífica iglesia de color rojo y el edificio Stadthuys, antigua residencia de los gobernadores, son los dos principales sitios de interés histórico que atestiguan el paso de los colonos holandeses por Malasia . De igual manera, la iglesia Saint-Paul y la Porte de Santiago, son los principales vestigios que se conservan de la fuerte fortaleza portuguesa de A'Famosa, cuando el territorio estuvo dominado por la corona de Portugal. El Malacca Sultanate Palace, una magnífica réplica en madera de la residencia del sultán, acoge un museo muy interesante. De igual maneras, no hay que olvidar visitar el Templo Chino Cheng Hoon Teng, los pozos de Hang Li Poh y el Fuerte Saint Jean. En el pueblo flotante, también podréis descubrir el barrio de Tanjung Kling que acoge varias casitas tradicionales, donde viven los pescadores.
Las playas paradisíacas de Malasia son una razón más para apostar por este país, cada día un poco menos desconocido. Su litoral no tiene nada que envidiar al de otros populares destinos asiáticos como Tailandia. Existen un buen puñado de islas de interés turístico en el país, pero Penang y Langkawi ocupan las dos primeras posiciones del ranking. La primera, ubicada al noroeste de la península malaya, está separada del continente por el estrecho de Penang. Las playas de la isla se se completan con la cultura, la ecología, la historia y la gastronomía que caracterizan Langkawi, un archipiélago formado por 99 islas, también situado al noroeste de Malasia.
La cocina malaya se parece y está influenciada por la cocina china, la tailandesa, la india y la indonesia. Los platos se componen principalmente de arroz y fideos (nasi EM>goreng) o tallarines (mee EM>goreng), cocinados con carne (pollo, ternera o cordero) o pescado, con salsa de leche de coco y especies como el azafrán, el jengibre, la canela, el cilantro, el ajo o la cidronela. El plato nacional es el satay: brochetas de carne a la parrilla tras haberlas marinado en una salsa especiada a base de cacahuetes. Los chinos comen con palillos y los malayos sólo con la mano derecha. En cuanto a los postres, no te desanimes por el olor nauseabundo que desprende un durión o durian cortado y prueba esta fruta tropical de pulpa jugosa. A los malayos les encanta. Te invitamos a descubrir por tu cuenta por qué...
Los malayos son musulmanes y muy practicantes, aunque las corrientes animistas siguen estando muy presentes en los habitantes del país. Por ejemplo, la bruja o el espíritu Hantu es temido por los autóctonos, al ser el "responsable" de muchos de los sucesos que pueden originar la muerte de una persona. Una caída o un accidente, puede ser causado por una maldición, conjuro o mal de ojo, y para deshacernos de él, la única opción es contratar los servicios de un chamán que nos libere del maleficio.
Para no molestar a los fieles musulmanes, procura no vestir prendas demasiado ceñidas o cortas en la ciudad, las playas y especialmente cerca de los lugares de culto. No obstante, los malayos son mucho más tolerantes que en Oriente. Es verdad que las mujeres llevan velo, pero muchas de ellas trabajan. La venta o el consumo de alcohol no están prohibidos pero no encontrarás mucho excepto en los comercios o los restaurantes chinos, donde podrás consumir esencialmente cerveza. Por el contrario, en Kelantan y Terengganu, está totalmente prohibido.
Es inútil regatear con los malayos, los precios son honestos y puedes ofenderlos. En cambio, no lo dudes con los chinos: es costumbre regatear y suele convertirse en un juego.
Al principio de cada comida, es posible que un niño os ofrezca una pequeña cantidad de sal. Este gesto, característico de las comidas tradicionales malayas, permite a los invitados refrescar la boca antes de comenzar a degustar. El condimento ha de ser depositado siempre sobre la punta de la lengua (en vez de tirarlo por detrás del hombro para que porte fortuna).
A la hora de saludarse los malayos no se dan siempre la mano, sino que se saludan inclinando la cabeza y regalándose una sonrisa. Antes de entrar a cualquier templo o mezquita, procura descalzarte como hacen los locales. Nunca jamás toques la cabeza de un malayo, especialmente si se trata de un niño, ya que se trata de un gesto muy mal visto entre los habitantes del país. Si practicáis o sois aficionadas al topless, no se os ocurra mostrar los pechos en la playa, ya que incluso los bikinis son muy minoritarios y están mal vistos. Se recomienda tener un cierto pudor en la manera de vestir y únicamente enseñar los muslos y los hombros en las zonas de playa.
Menos visitada que su vecina indonesia, Malasia es frecuentemente propuesta por los turoperadores como destino estivo de sol y playa, en el que pueden realizarse circuitos acompañados o bien viajar por libre. Los dos itinerarios turísticos más conocidos se desarrollan generalmente en el territorio peninsular de Malasia o en la Isla de Borneo (Sabah y Sarawak). De contratar un paquete organizado, seguramente os propondrán las siguientes realizar un recorrido clásico (Malasia peninsular, de fácil acceso, con numerosos centros de interés cercanos los unos a los otros) o el recorrido salvaje (Borneo, con condiciones de viaje menos cómodas, pero mucho más aventurero). Es en este recorrido en el que nos podemos lanzar a la búsqueda de los famosos orangutanes, que solo existen aquí y en la isla de Sumatra. El nombre de estos monos significa literalmente ?hombre del bosque?. Algo bastante comprensible dado que los expertos afirman que la diferencia genética entre ellos y la especie humana se sitúa entre un 3% y un 4%.
Los amantes de los viajes no organizados son también bienvenidos en Malasia. Los viajeros que prefieran viajar por libre en vez de contratar un paquete turístico, podrán disfrutar al máximo de los atractivos de la región, pero es necesario extremar las precauciones y ser especialmente prudente a la hora de realizar una excursión por la selva o las zonas de montaña. A los senderistas y mochileros se les recomienda contratar un alojamiento antes de iniciar cada etapa. Los alojamientos son escasos en este tipo de zonas, e incluso acompañados de guías, la autorización para el acceso en determinadas aéreas y parques nacionales es un requisito a tener siempre presente. Hagáis lo que hagáis, incluso si se trata de un pequeño paseo por el bosque, siempre es preferible prevenir a alguien, especialmente si nos entra la vena Indiana Jones y pretendemos adentrarnos en zonas "misteriosas"...